[Rumbo Sur #12] Buenos Aires (Argentina) – Puerto Williams (Chile) Tercera parte

[Rumbo Sur #12] Buenos Aires (Argentina) – Puerto Williams (Chile) Tercera parte

Nuestra salida de Camarones se realiza a vela, lo que nos permite mantener una buena velocidad hasta que el viento disminuye demasiado y nos obliga a usar un poco el motor al final de la tarde. ¡Navegar en la Patagonia es siempre experimentar condiciones cambiantes!

Durante varias decenas de millas náuticas, nos acompañan gaviotas que se deslizan sobre los paneles solares. Nos divertimos con este pequeño grupo, cuyos movimientos están sincronizados con los del barco y sus disputas (¡en el sentido literal y figurado!). El líder de la banda, con el pico deformado por las peleas, se hace respetar y conservará el mejor lugar durante todo el trayecto.

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Reunión de gaviotas sobre los paneles solares (descenso por Argentina, Patagonia en velero)

El viento regresa por la noche y, durante el primer turno nocturno, 25/30 nudos, Milagro avanza a 7/8 nudos. Con sus 45 toneladas, el “Gro” ama el viento. Fuerza 6-7 es perfecto para él (¡y para nosotros!): su masa e inercia le permiten aplastar la marejada y mantener la velocidad. El crepúsculo es magnífico: Venus, Marte y la Luna se elevan bajo la mirada de la Cruz del Sur, mientras el viento, perfectamente regular, permite no tocar las velas durante varias horas.

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Atardecer sobre el faro de Puerto Deseado (Patagonia argentina)

Al final de la noche el viento cae, pero el día es magnífico: ¡ni una nube y en camiseta en los 40° Sur! Una manada (20 a 30 individuos) de delfines de Commerson (toninas) nos escolta rumbo 180°, y regularmente se les unen delfines Lagénorhynchus australis (también llamados delfines de Peale), más grandes y tan juguetones con Milagro. Saltan fuera del agua y cruzan de proa a popa.

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Delfín de Commerson (tonina) jugando en la proa del velero en la Patagonia (Atlántico Sur)

Este día de calma nos hace alternar entre vela y motor y termina con una puesta de sol espectacular. Este descenso por el Atlántico Sur nos permite contemplar noches estrelladas inolvidables, con la única contaminación lumínica de las luces de navegación del barco. La Vía Láctea, la Nube de Magallanes y las constelaciones del hemisferio sur parecen estar al alcance de la mano desde alta mar, y ese es uno de los lujos que ofrece la navegación de altura.

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Y una vela para Milagro, Damien, Lauriane y Toupie: ¡hace justo un año llegaban a Nantes! ¡Cuánto camino recorrido desde entonces! Notarán que, igual que en el Cabo Norte (Nordkapp, Noruega), el pâté Hénaff también estuvo presente…

Mi turno de guardia al final de la noche transcurre en una gran calma y el nuevo día se anuncia tan hermoso como el anterior. ¡Las condiciones siguen siendo increíblemente benignas mientras nos acercamos al 49° Sur! La fauna austral comienza a manifestarse: cruzamos nuestros primeros lobos marinos, a veces reunidos alrededor de una balsa improvisada de ramas, y observamos magníficos albatros que sobrevuelan Milagro. A lo lejos, vemos el soplo de una ballena, ¡la primera que, esperamos, será la primera de muchas! Seguimos navegando con todas las velas desplegadas, cada vez más al sur para dejar los Cuarenta Rugientes y entrar en los Cincuenta Aulladores.

La noche siguiente me despiertan los movimientos del barco que me sacuden en mi litera. Al tomar mi turno a las 8 de la mañana en cubierta, la atmósfera ha cambiado: se ha instalado un fuerte oleaje y las crestas de las olas empiezan a romperse y blanquear. Fuerza 7-8 y olas de unos 2,5 metros. El océano nos recuerda que nos acercamos a los 50°. No me da para nada la misma impresión que el Canal de la Mancha con fuerza 7, aquí es más hostil, más rudo. Aquí no hay nadie para ayudarnos rápidamente en caso de emergencia, de ahí la vigilancia extrema de la tripulación durante las maniobras y la importancia de cuidarnos unos a otros. Realmente siento la inmensidad y dureza de esta región conocida por ser inhóspita, sensación contrarrestada por el casco macizo y tranquilizador de Milagro, que parece encontrar su verdadera medida en estas condiciones más exigentes.

Con el barco sacudido por el océano, para mí será una tarde de descanso y relax escuchando música bajo la manta porque se mueve mucho y empieza a hacer frío. Toupie, la mascota corgi, es fiel a sus costumbres, divertida e imperturbable sin importar las condiciones. Se relaja en su cómoda caseta en el salón mientras vigila las entradas y salidas de “su” tripulación, pide juegos, galletas y caricias. Pero a la hora de las croquetas, no existe nada más: se adapta al ritmo de las olas y espera pacientemente, equilibrándose de adelante hacia atrás y de izquierda a derecha, el momento oportuno para cruzar del salón a la cocina y su comedero.

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¡Toupie, marinera experimentada y mascota welsh corgi a bordo!

Estamos a menos de 50 millas náuticas del Estrecho de Magallanes y a 150 mn de Río Grande, la gran ciudad argentina del noreste de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Por la noche dejamos a estribor la desembocadura este del Estrecho de Magallanes para continuar nuestro descenso por Argentina en velero y alcanzar progresivamente las aguas fueguinas.

La agitación del mar disminuye durante la noche, el oleaje baja a 1,5-2 m y el viento cae a 20/25 nudos. Avanzamos a más de 7 nudos antes de que regrese la calma chicha, el mar en aceite y el ronroneo del motor. Hoy es mi santo, San Sebastián, y nuestra maestría en el timing es tal que llegamos ese mismo día frente a la bahía… ¡San Sebastián! Esta inmensa bahía del norte de la isla de Tierra del Fuego está parcialmente protegida por una larga lengua de tierra: la Punta Páramo. Había explorado estos alrededores con Lauriane en 2013 y volver 12 años después a vela sigue siendo sinónimo de aventura y grandes espacios.

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Petreles del Atlántico Sur

Al mediodía por fin llegamos a la vista de las costas de esta tierra mítica. Como dice Lauriane, uno nunca se cansa de Tierra del Fuego, cuanto más la exploras, más te das cuenta de su riqueza, los amigos se convierten en una segunda familia y volver se convierte en una verdadera necesidad porque, más allá de las investigaciones científicas realizadas, una parte de uno mismo ya está allí.

Son las 15:00 cuando Milagro echa el ancla por primera vez en Tierra del Fuego, más precisamente en Caleta Misión, una pequeña ensenada en esta costa salpicada de arrecifes y situada cerca del Cabo Domingo. Hay que anticipar los cambios de marea porque la amplitud nos recuerda a la de Bretaña norte: ¡entre 6 y 12 metros!

Frente a nosotros, una inmensa playa de arena precede a las extensiones fueguinas: la pampa y sus hierbas amarillentas por el viento y el frío, que solo los lejanos relieves de la Cordillera Darwin interrumpen en el horizonte. Cerca, al sur, un dique deteriorado desde hace varias décadas, el “futuro” puerto de Río Grande y, a lo lejos, la ciudad. Un pequeño islote vecino del barco alberga sus colonias de animales: en la “planta baja” los lobos marinos y en los “pisos” parejas de cormoranes y algunos pingüinos de Magallanes.

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¡Ya estamos aquí! El velero Milagro en la costa atlántica de Tierra del Fuego argentina (c) Maria Lokvicic

Las condiciones son tan idílicas como inesperadas: durante semanas las condiciones fueron dantescas y hubiera sido impensable hacer escala aquí. A nuestra llegada, mar en calma y sol radiante. Sacamos las banderas: las banderas bretona y francesa son reemplazadas por nuevas y la bandera de la provincia argentina de Tierra del Fuego ocupa su lugar, la misma que fue ofrecida a la asociación durante la visita a Francia de Mirtha Salamanca en 2019. Como ella diría más tarde: “Son bienvenidos y Tierra del Fuego los recibe como corresponde, como se lo merecen”.

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¡Las banderas bretona, de Karukinka, argentina y de la provincia de Tierra del Fuego están todas desplegadas para la ocasión!

La llegada de Milagro causa sensación en esta ciudad de más de 100.000 habitantes que nunca ve veleros (el último, un velero ruso, naufragó en las playas del barrio Margen Sur en 2014…). No hay ni siquiera un pequeño puerto y fue un verdadero desafío para nosotros hacer escala aquí para celebrar nuestra llegada a Karukinka, Tierra del Fuego en lengua selk’nam. Muchos coches se detienen para tomar fotos, veteranos de la guerra de Malvinas están atentos y ¡hasta salimos en las noticias de la radio local!

El velero Milagro filmado desde el Cabo Domingo por un habitante de Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina)

Por la noche, es el momento de los reencuentros en la playa con los viejos amigos: Mirtha, Alejandro, María, Ezequiel apodado “Vaina”, José y su compañera Adriana. Mate, facturas y abrazos… la emoción es palpable porque durante años Lauriane les decía que algún día volvería a vela. Los años pasaban y casi se había convertido en una broma cada vez que regresaba en avión… y ahora… con cierta sorpresa se oye: “¡Lo hiciste, boluda!”. Porque sí, esa es su marca registrada: contra viento y marea, nunca deja de trabajar y nunca abandona sus sueños, ¡y nos embarca a todos en ellos!

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Reencuentro en Tierra del Fuego, ¡ni siquiera hay tiempo de quitarse el chaleco para la foto mientras Damien se encarga de la lancha auxiliar! (playa de Río Grande, Patagonia argentina) (c) Maria Lokvicic

Todos se acomodan en la lancha auxiliar, gracias a un método de carga que solo Damien domina en su atuendo de Casimir (¡a caballo sobre su espalda!). Tras la visita a nuestro cálido Milagro, celebramos todos juntos y dignamente nuestra llegada a Tierra del Fuego, ¡además el día del 30 cumpleaños de Clément! El regreso a la playa también será inolvidable, en una noche sin luna y con el oleaje perfecto para llenar las botas al desembarcar.

Al amanecer deberemos retomar nuestra ruta para rodear la península Mitre, las previsiones meteorológicas son perfectas. Parece que las divinidades fueguinas nos abren los brazos para este regreso a los canales de la Patagonia.

[Rumbo Sur #11] Buenos Aires (Argentina) – Puerto Williams (Chile) Segunda parte

[Rumbo Sur #11] Buenos Aires (Argentina) – Puerto Williams (Chile) Segunda parte

11 de enero de 2025 : Día hermoso, suave, soleado… ¡los Cuarenta Rugientes son amables con nosotros! No hay nadie en el agua, nadie en tierra, navegamos a vela a lo largo de una costa desértica y seca, sin vegetación, salvo algunos arbustos y grandes extensiones de matas de pasto amarillento azotadas por el viento.


Después de haber estado de guardia hasta las 2 de la mañana para rodear la península Valdés, no escuché nuestra llegada al fondeadero por la mañana frente a Puerto Madryn. Se acercaría una tormenta desde el norte que debería girar violentamente al sur al caer la noche. El pronóstico anuncia ráfagas superiores a 60 nudos, lo que hace lógica la decisión de buscar refugio. El fondeadero frente a la ciudad está tranquilo por la mañana, todos aprovechan para descansar y yo me pongo al día con las notas de mi cuaderno de viaje.

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Navegación en alta mar del velero Milagro en el Atlántico Sur (Patagonia)

Puerto Madryn es la ciudad principal de la provincia de Chubut. Con sus edificios de vidrio y su música fuerte a lo largo de la playa, contrasta completamente con la pampa árida y plana que se extiende detrás. Aparece como un paréntesis urbanizado en un territorio inmenso, dedicado al comercio de minerales y, en temporada, al turismo.

A las 14h las condiciones cambian: ráfagas continuas y ardientes hacen subir la temperatura del aire a 40 grados, ¡es sofocante! Nunca habíamos sentido un aire tan caliente, comparable a la sensación de abrir la puerta de un horno. El viento y el oleaje aumentan. Poco a poco, las condiciones se vuelven tan malas en la única zona de fondeo autorizada por la Prefectura Naval Argentina que debemos insistir mucho para obtener permiso para fondear al otro lado del muelle de las autoridades. El oleaje supera 1,5 metros, con una frecuencia muy corta, cuando finalmente nos autorizan a movernos. Levantar el fondeo no es fácil (ni tampoco el generoso enjuague de los tripulantes encargados de la maniobra). Una vez echado el ancla al otro lado, no es el paraíso, pero en comparación es una maravilla. A bordo, a pesar del grueso aislamiento del velero, el calor es duro. Toda la tripulación, Toupie y Parbat incluidos, intenta refrescarse lo mejor posible.

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Toupie, capitana del velero y especialista en peluches de ballena, intenta refrescarse en el salón

El cambio de viento del norte al sur llega tal como previsto al caer la noche. La ansiedad es palpable porque la actualización meteorológica sigue anunciando la llegada de ráfagas violentas. Todo en la cubierta ha sido guardado y amarrado firmemente. Hacia las 21:30 aparece una especie de onda de choque sobre la bahía, cargada de polvo, que atraviesa entre los edificios antes de llegar a la bahía y golpear al Milagro. Fuertes ráfagas de 55-60 nudos aplanan el oleaje del norte y hacen bajar la temperatura del aire unos quince grados. Hacia la medianoche vuelve la calma, permitiendo una buena noche de descanso.

Reanudamos la ruta al amanecer, con buen viento de 15/20 nudos y acompañados por una quincena de delfines de Comerson, pequeños delfines blancos y negros de unos 1,50 m que giran y juegan alrededor del Milagro.

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El horizonte en el Golfo Nuevo, al sur de la Península Valdés

Por la tarde, grupos de estos pequeños delfines nos visitan regularmente y la guardia nocturna, bajo un cielo despejado, es sinónimo de noche de astronomía: observación de estrellas, de la Vía Láctea, conteo de estrellas fugaces… todo bajo el alto patrocinio de la Cruz del Sur que nos indica el rumbo a seguir.

Al día siguiente navegamos sobre un mar en calma, el límite entre el cielo y el mar se difumina. Nos vemos obligados a usar el motor para seguir avanzando. Estamos solos, no cruzamos a nadie, el océano es un desierto en esta región del mundo. La tierra que divisamos a lo lejos también parece olvidada por el hombre, hasta nuestra llegada por la tarde frente al pequeño pueblo de Camarones. Un primer pingüino de Magallanes nos honra con su visita.

Camarones es un pequeño pueblo de 1300 habitantes en la provincia de Chubut, situado a 44,45 grados de latitud sur. Fue fundado en 1900, para la exportación de frutas y materias primas, incluida la lana (muy famosa).


Pasamos la noche en el único restaurante abierto, «Alma Patagónica». Por fuera no parece gran cosa, pero el interior es muy agradable y acogedor. ¡Y comimos muy bien! Una buena dirección para quienes pasen por este pequeño pueblo, especie de puerta de entrada al gran sur de la Patagonia.


Al pagar en efectivo, una vez más nos damos cuenta de los efectos de la inflación en Argentina: en 2013 cambiábamos 1 euro por 6 pesos argentinos; en 2025 es 1 euro por… 1280 pesos. Como no se han fabricado nuevos billetes, nos encontramos con grandes fajos de billetes de 100, 200, 500 o 1000 pesos para pagar nuestra comida y no podemos evitar pensar en los argentinos que no tienen cuenta bancaria para guardar sus ahorros en otra moneda. El ambiente entre todos es tan bueno que el regreso a bordo en zodiac se hace a las 2 de la mañana…!

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[Rumbo Sur #11] Buenos Aires (Argentina) - Puerto Williams (Chile) Segunda parte 29

Pasamos el día siguiente en Camarones. Philippe y Patrick deben desembarcar para tomar el avión y regresar a Suiza. Aprovechamos para aprovisionarnos de productos frescos, especialmente en una pequeña tienda donde el tiempo se ha detenido: tiene más de un siglo, conservada tal cual, y los dueños ya estarían jubilados en nuestro país… Es anticuado y no le falta encanto.


Regreso a bordo a primera hora de la tarde para un taller de cocina mientras buenas ráfagas de viento, de las que la región tiene el secreto, sacuden al Milagro y llenan el océano de volutas blancas. De ahí la importancia de tener un buen fondeadero en la región…

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El velero Milagro fondeado en Camarones (Chubut, Patagonia argentina)

Jueves 16 de enero de 2025: acompañados por algunos delfines, dejamos Camarones con buen viento regular y un gran cielo azul. Rumbo a Río Grande (560 millas náuticas en línea recta).

Seguir nuestras aventuras

Unirse al club de vela de la asociación Karukinka

[Rumbo Sur #10] Navegación de alta mar de Buenos Aires a Tierra del Fuego (primera parte)

[Rumbo Sur #10] Navegación de alta mar de Buenos Aires a Tierra del Fuego (primera parte)

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Medianoche. ¡Ya está, es Navidad en Buenos Aires!

Para el paso al 25 de diciembre, aquí estoy viajando para juntarme a una navegación de alta mar a bordo del velero Milagro, en un taxi hacia un hotel, desde el aeropuerto Ezeiza de Buenos Aires hacia el centro de la capital argentina, tras un vuelo sin incidentes de 13 horas desde París con Air France. En la autopista de circunvalación, la llegada de la Navidad se manifiesta por numerosos fuegos artificiales y cohetes de un barrio a otro, y también por la casi total ausencia de medios para salir del aeropuerto entre las 23h y la 1h de la mañana. ¡No hay que llegar a Argentina un 24 de diciembre, aquí la Navidad es algo serio!

La mañana siguiente, el Uber navideño nos deja, a Jacques (el presidente de la asociación) y a mí, frente a la verja del Yacht Club de Buenos Aires, pequeño remanso de verdor y paz en el corazón de esta megalópolis y su elegante barrio de edificios de vidrio. Nos reencontramos con Lauriane, Damien, Toupie, Parbat y el famoso Milagro, todos cansados por la travesía del Atlántico. Apenas hay tiempo para saludar a los que dejan el barco, François y Henri, y me dirijo a mi camarote, estos pocos metros cuadrados que serán mi casa flotante durante las próximas semanas de navegación en el Atlántico Sur.

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Sébastien, Damien, Jacques y Toupie reunidos en el Yacht Club Argentino (Buenos Aires, Argentina)

Alrededor del muelle, la fauna nos observa en gran número: tortugas que flotan en la superficie, iguanas terrestres de un metro de largo que se relajan al sol en la hierba seca, cormoranes que persiguen a su congénere que ha pescado un pez y que tiene la mala suerte de no habérselo tragado todavía; en fin, hay mucha actividad a nuestro alrededor y aprendemos de ello cada día hasta las 19h, hora fatídica en la que llegan miles de mosquitos de los pantanos cercanos y nos obligan a cerrar todo y huir del barco hasta que cae la noche.

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Uno de nuestros vecinos de muelle en el Yacht Club Argentino (Buenos Aires, Argentina)

Durante esta semana entre fiestas se instala un ritmo intenso: mantenimiento intensivo del barco, trámites administrativos con las autoridades, preparación del aprovisionamiento, reparación del suelo del cockpit que se hunde, instalación de un aerogenerador, instalación (caótica) de un sistema de sonido excepcional en el salón, lavandería, aprovisionamiento de comida, combustible y gas, cambios en el aparejo, trabajos de cabuyería… ¡y reparación de la vela mayor!

En efecto, la vela mayor sufrió durante la última travesía dos desgarros verticales, a la altura de las costuras, que requieren desmontarla para repararla. Por suerte, Clément, profesional que trabaja en los Imoca de la regata Vendée Globe, se encarga de la reparación. Es largo y tedioso, aplastados por el calor del verano argentino sobre una losa de hormigón soleada. Sudamos a chorros. Por suerte, estos trabajos se ven interrumpidos por agradables pausas para comer en la cafetería del Yacht Club (mención especial al restaurante de la sede del club, que es magnífico y cuyos platos son excelentes).

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Una de las merecidas pausas de la tripulación en la cafetería del Yacht Club.

¡Zarpamos del Yacht Club Argentino!

Finalmente, la preparación termina al mismo tiempo que el año 2024: el año 2025 comienza con nuestra salida de Buenos Aires al completo, con Jacques, Philippe, Patrick, Clément, Aude (¡presente desde la salida de St-Nazaire!), Lauriane, Damien, Toupie, Parbat y yo. Salimos del Yacht Club el 1 de enero de 2025, en cuanto Milagro se despega de su lugar en el fondo fangoso, rumbo a la salida del Río de la Plata.

El delta es absolutamente gigantesco: no se pueden ver los extremos desde el canal balizado que seguimos. El agua sigue siendo dulce muy lejos mar adentro y turbia, cargada de sedimentos arrancados del delta a las montañas. Otra particularidad: durante al menos 100 millas náuticas, la profundidad es muy baja y constante: ¡menos de 10 metros! Incluso sin costa en el horizonte, es posible fondear casi en cualquier parte y el canal balizado de acceso a Buenos Aires para los grandes barcos parece interminable.

Pasamos la noche fondeados frente a unos manglares, cerca de La Plata, así como los dos días siguientes, avanzando hacia el este en las aguas dulces y lechosas del Río de la Plata, esperando que pase un temporal en alta mar y nos permita salir al océano. La Madre Naturaleza nos regala algunos cielos magníficos.

A partir de ese momento, pasamos a navegación de altura sin parar: se programan guardias de 3 horas en parejas; un tripulante que gobierna y permanece en cubierta continuamente, y un segundo que interviene para las maniobras y como apoyo «logístico» para el que está en cubierta, para hacer la vigilancia más agradable, todo ello con un relevo de 1h30. Por mi parte, empiezo con Damien y termino con Aude…

Hay que acostumbrarse a este ritmo particular de la navegación de altura, tan diferente del ritmo terrestre: el tiempo se dilata, las distancias también, se instala un ritmo monótono pero indispensable. Las previsiones empeoran y decidimos refugiarnos en Bahía San Blas, a pesar de los datos hidrográficos poco alentadores: hemos recorrido 680 millas náuticas desde la salida, a vela pero también a motor, ya que el tiempo ha estado especialmente calmado desde la salida.

Bahía San Blas: nuestra entrada en los Cuarenta Rugientes

Bahía San Blas es característica de la costa argentina hasta Ushuaia: no hay marina ni dique; fondeamos frente a la playa. Los barcos locales son solo grandes zodiacs que se sacan a tierra al final de su salida, y pronto entenderemos por qué… La ciudad, de unos pocos miles de habitantes, es solo un frente marítimo: después de dos o tres filas de casas, empieza la pampa… inmensa.

Hace mucho calor, es sofocante. Almorzamos en el único restaurante abierto y pronto es hora de volver a bordo por el temporal anunciado. El cielo ya está muy oscuro y el oleaje crece: ¡demasiado tarde para no mojarnos! El regreso en el bote es tan «deportivo» como memorable. Todos acabamos literalmente empapados, el agua está a 23 grados y un mejillón escapado de una caja de pizza encuentra su felicidad nadando en el fondo del bote…

En cuanto subimos la auxiliar, llega el temporal: el viento sopla continuamente a 30/35 nudos, con ráfagas que superan los 50 nudos y barren las crestas de las olas y la arena de la playa. El cielo está constantemente surcado de relámpagos a 360°, ¡es impresionante! El barco se balancea mucho, una fuerte corriente se opone al viento dominante. El balanceo incomoda y agota. Algunos permanecen apáticos en su litera, como vacíos de energía, y la situación va a durar gran parte de la noche.

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Momento de convivencia en el fondeo, para no ver el tiempo que hace fuera…

Imagen de una buena noche en el fondeo…
Por la mañana, tras una breve calma, el temporal vuelve, esta vez a 40 nudos y soplando del sur. Milagro se balancea y gira continuamente alrededor de su ancla debido a los efectos simultáneos del viento y la corriente del río. La temperatura cae. Este viento continuo es impresionante y agotador: acaba metiéndose en la cabeza, volviéndose insoportable. ¡Vaya contraste entre este viento que aúlla en la cubierta y la calma acogedora del salón dos metros más abajo! Muchas veces nos diremos que Milagro es realmente el barco adecuado para el lugar en el que estamos. La calma y el sol regresan hacia las 18h, prometiendo una noche reparadora en el fondeo para dejar que baje la marejada formada en alta mar.

El 10 de enero, salida a las 10h bajo el sol, buena brisa y aún oleaje que hará que el barco se balancee… La salida del río es estresante, con bancos de arena a profundidades muy diferentes de las indicadas en nuestras cartas. Ponemos rumbo a Puerto Madryn, ciudad situada en la bahía sur de la península Valdés, península hecha famosa por la Calypso del Comandante Cousteau en los años 70: esta bahía es un criadero de ballenas azules. ¡Lo veremos en unos días!

Un día como hoy fallecía Virginia Choquintel, «la última Selk’nam» (02/06/2025, La Contra Tapa)

Tenía 56 años. Fallece en Río Grande Virginia Choquintel. Había sufrido el desarraigo, la soledad, el alcoholismo y la contradicción de ser descendiente de padre y madre selk´nam y desconocer la historia y cultura de su pueblo.


virginia choquintel

El fallecimiento de Virginia Choquintel en Río Grande a los 56 años marca el fin de una vida signada por el desarraigo y la búsqueda de identidad. Nacida en 1942, en una época en que la población Selk’nam se encontraba diezmada por la violencia y las enfermedades, Choquintel encarnó la paradoja de ser descendiente de un pueblo originario al que, paradójicamente, desconocía.

Apenas tenía algunos borrosos recuerdos de su padre, durante su infancia en la Misión Salesiana: “todas las tardes venía a buscarme y me llevaba a pasear a caballo”, pero no recordaba “si conversábamos”. Su madre sucumbió a una epidemia, “de mi mamá casi no me acuerdo… murió cuando era muy chiquita” (entrevista del autor en mayo de 1994).

Su infancia transcurrió en una misión salesiana, donde sus lazos culturales se debilitaron. Sus recuerdos de sus padres eran fragmentarios, y la historia de su pueblo, un relato ajeno. La información sobre las matanzas de indígenas, que llegó a sus oídos tardíamente, la sumió en la angustia.

Tras años trabajando como empleada doméstica en Buenos Aires, un encuentro fortuito propició su regreso a Río Grande en 1989. Allí, comenzó a reconstruir su pasado y a conectar con sus raíces. Su historia atrajo la atención de estudiantes e investigadores, aunque ella misma reconocía su limitado conocimiento sobre la cultura Selk’nam.

“Me preguntan si yo sé cómo hacían fuego los indios, yo no sabía… ellos me decían que con piedras, ahora ya lo sé. Me hacían muchas preguntas, al final ellos sabían más que yo…”

En sus últimos años, Choquintel experimentó el reconocimiento tardío de una sociedad que intentaba mitigar su culpa por el genocidio. Sin embargo, estos homenajes no lograron disipar el sentimiento de soledad y olvido que la acompañó. Atormentada por las contradicciones, se sintió, a la vez, reconocida como «la última Selk’nam» y profundamente ajena a su propia herencia. Su vida fue un testimonio elocuente del impacto devastador de la pérdida cultural y la dificultad de recuperar una identidad arrebatada.

Fuente: https://lacontratapatdf.com/nota/30841/un-dia-como-hoy-fallecia-virginia-choquintel–la-ultima-selk–039-nam/

compartido por la asociación sin fines de lucro Karukinka, basada en Francia. Leer más sobre la Patagonia

Pacificación de la Araucanía o ¿Genocidio Mapuche? (01/06/2025, conociendo.cl)

La Pacificación de la Araucanía: Análisis Exhaustivo de la Invasión, el Despojo y el Genocidio Mapuche

Pacificación de la Araucanía o ¿Genocidio Mapuche? (01/06/2025, conociendo.cl)
Pacificación de la Araucanía o ¿Genocidio Mapuche? (01/06/2025, conociendo.cl)

La historia de Chile tiene un capítulo escrito con eufemismos y sangre: la mal llamada «Pacificación de la Araucanía». Este artículo se sumerge en los detalles de este proceso (1861-1883), desmantelando el relato oficial para revelar una compleja operación de conquista militar, despojo legal y colonización forzosa que redefinió el destino del Estado chileno y del pueblo Mapuche, dejando un legado de conflicto que perdura hasta hoy.

Tabla de Contenidos (fuente: https://conociendo.cl/pacificacion-de-la-araucania-o-genocidio-mapuche/, y serie de podcasts disponible en SPOTIFY) :

  1. Contexto Histórico: El Wallmapu Autónomo y el Estado Chileno Expansionista
  2. Los Actores Clave del Conflicto
  3. El Plan del Estado: La Propuesta de Ocupación de Cornelio Saavedra
  4. La Ejecución Militar: Fases de una Guerra Asimétrica
    • 4.1. Primera Fase (1861-1868): Avance y Fortificación
    • 4.2. Segunda Fase (1869-1881): Pausa Diplomática y Consolidación
    • 4.3. Tercera Fase (1881-1883): La Ofensiva Final
  5. El Despojo Legal: Cómo las Leyes Aniquilaron la Propiedad Mapuche
    • 5.1. La Ley de Radicación de 1866: El Arma Jurídica
    • 5.2. Los «Títulos de Merced»: El Confinamiento en Reducciones
  6. La Colonización Dirigida: Tierras para Unos, Despojo para Otros
  7. La Catástrofe Humana y el Debate del Genocidio
    • 7.1. Genocidio y Etnocidio: El Debate Conceptual
    • 7.2. Perspectivas Historiográficas en Disputa
    • 7.3. Evidencias de la Devastación Demográfica
  8. El Impacto Total: La Desarticulación de la Sociedad Mapuche
  9. Resistencia y Resiliencia Mapuche
  10. Legado y Deuda Histórica: Las Raíces del Conflicto Actual
  11. Análisis Comparativo: Araucanía, el «Desierto» Argentino y el Oeste Americano

1. Contexto Histórico: El Wallmapu Autónomo y el Estado Chileno Expansionista

A mediados del siglo XIX, la frontera sur de Chile estaba claramente delimitada por el río Biobío. Al sur se extendía el Wallmapu, el territorio ancestral del pueblo Mapuche, una nación independiente de facto que había resistido con éxito la conquista del Imperio Español durante más de 300 años. La sociedad Mapuche estaba organizada en una compleja estructura social y política basada en el lof (clan familiar), el ayllarewe (federación de lofs) y los butalmapus (grandes alianzas territoriales).

Para el Estado chileno, consolidado tras las guerras de independencia y bajo una fuerte influencia de las ideas europeas de progreso y Estado-nación, esta autonomía era un problema. Las élites políticas y económicas, bajo las presidencias de Manuel Montt (1851-1861) y, fundamentalmente, José Joaquín Pérez (1861-1871), vieron la ocupación como una necesidad imperativa para:

  • Apropiarse de recursos: Las tierras de la Araucanía eran vistas como el «granero de Chile», esenciales para el auge de la agricultura del trigo.
  • Unificar el territorio: Conectar la zona central con las colonias de Valdivia y Llanquihue, fundadas con inmigrantes alemanes a partir de 1845.
  • Afirmar la soberanía: Eliminar la frontera interior y proyectar una imagen de nación unificada y moderna ante el mundo.

2. Los Actores Clave del Conflicto

Este proceso histórico fue protagonizado por figuras y grupos con intereses y visiones del mundo radicalmente opuestas.

CategoríaActores RelevantesRol en el Conflicto
Estado Chileno (Oficiales)José Joaquín Pérez, Federico Errázuriz Z., Aníbal Pinto, Domingo Santa MaríaPresidentes de Chile que impulsaron y ejecutaron la política de ocupación.
Estado Chileno (Militares)Cnel. Cornelio Saavedra, Gral. Gregorio Urrutia, Cnel. Basilio UrrutiaDiseñaron y lideraron las campañas militares de avance, fortificación y represión.
Pueblo Mapuche (Líderes)Lonko Mañilwenü, Lonko Külapang, Lonko Esteban RomeroLíderes de la resistencia Mapuche, organizando la defensa militar y diplomática de sus territorios (principalmente de los grupos wenteche o arribanos).
OtrosColonos chilenos y europeos (alemanes, suizos, italianos), Orélie Antoine de TounensOcuparon las tierras despojadas. Tounens, un aventurero francés, se autoproclamó Rey y su presencia fue usada como pretexto por Chile para justificar la ocupación.

3. El Plan del Estado: La Propuesta de Ocupación de Cornelio Saavedra

En 1861, el Coronel Cornelio Saavedra Rodríguez presentó al Congreso chileno un detallado «Plan de Pacificación de la Araucanía». Argumentaba que la política de tratados y parlamentos había fracasado y que se requería una estrategia de ocupación material. Su plan, aunque disfrazado de un lenguaje «civilizatorio», era en esencia un proyecto de conquista en tres ejes:

  1. Avance de la Frontera: Mover la línea militar desde el río Biobío hasta el río Malleco, estableciendo una línea de fuertes para asegurar militarmente el territorio.
  2. Subdivisión y Venta de Tierras: Una vez «asegurado», el territorio entre ambos ríos sería subdividido en lotes y vendido por el Estado, generando ingresos fiscales y fomentando la propiedad privada.
  3. Colonización: Promover activamente la instalación de colonos chilenos y extranjeros en las tierras recién incorporadas para «chilenizar» la región y desarrollar su potencial agrícola.

Este plan generó debate. Mientras la prensa y la élite de Santiago y Concepción lo apoyaron fervientemente, algunas voces criticaron la inminente violencia. No obstante, el Congreso lo aprobó, dando luz verde a la invasión.

4. La Ejecución Militar: Fases de una Guerra Asimétrica

La ocupación militar se desarrolló en varias fases, interrumpida por levantamientos Mapuche y la Guerra del Pacífico (1879-1883).

4.1. Primera Fase (1861-1868): Avance y Fortificación

Saavedra puso en marcha su plan, fundando o refundando fuertes como Angol, Mulchén, Negrete y Lebu. La estrategia era clara: cada fuerte era una punta de lanza que aseguraba un perímetro para la llegada de colonos. La resistencia Mapuche fue inmediata, dando lugar a una guerra de guerrillas y grandes levantamientos, como el liderado por el lonko Külapang. La respuesta del ejército fue brutal, aplicando la táctica de «tierra arrasada»: quemar rukas, destruir siembras y robar el ganado para provocar hambruna y forzar la sumisión.

4.2. Segunda Fase (1869-1881): Pausa Diplomática y Consolidación

Tras un gran levantamiento en 1868-1871, el avance militar se ralentizó. El Estado se enfocó en consolidar el territorio ya ocupado hasta el Malleco, mientras intentaba usar la diplomacia para neutralizar a los lonkos. Durante este período, el telégrafo y el ferrocarril comenzaron a conectar la frontera, facilitando la movilización de tropas y recursos. Este período de relativa calma se rompió con el estallido de la Guerra del Pacífico. Chile retiró parte de sus tropas de la Araucanía para enviarlas al norte, lo que los Mapuche vieron como una oportunidad.

4.3. Tercera Fase (1881-1883): La Ofensiva Final

Considerado el último gran levantamiento general, miles de guerreros Mapuche de distintas zonas se unieron en 1881 para atacar los fuertes chilenos. Sin embargo, el Estado chileno, victorioso y con un ejército profesionalizado y bien armado tras la Guerra del Pacífico, respondió con una fuerza abrumadora. Bajo el mando del Coronel Gregorio Urrutia, se lanzó la ofensiva final. Se ocupó el territorio hasta el río Cautín, se fundó Temuco (1881) y se avanzó hasta la refundación de Villarrica en 1883, dando por concluida militarmente la «Pacificación».

La conquista militar fue inseparable de la conquista jurídica. El Estado chileno creó un marco legal específico para desmantelar la propiedad comunal Mapuche y transferirla a manos de colonos y latifundistas.

5.1. La Ley de Radicación de 1866: El Arma Jurídica

Esta ley, promulgada en pleno conflicto, es la piedra angular del despojo. Su lógica era simple y devastadora:

  • Creación de «Terrenos Baldíos»: La ley establecía que toda tierra que no estuviera «efectiva y continuamente ocupada» por los indígenas sería considerada «terreno baldío» (vacante) y, por tanto, propiedad del Estado. Esto ignoró que la economía Mapuche requería vastas extensiones para el pastoreo, la recolección y la rotación de cultivos, tierras que no estaban «continuamente ocupadas» pero eran vitales.
  • Negación de la Propiedad Comunal: El concepto de propiedad privada individual era ajeno a la cosmovisión Mapuche. La ley impuso este modelo, desarticulando la base comunal de la sociedad.
  • Comisiones de Radicación: Se crearon comisiones, compuestas por ingenieros y funcionarios estatales, para medir y delimitar las tierras, un proceso plagado de abusos, corrupción y desconocimiento de la cultura local.

5.2. Los «Títulos de Merced»: El Confinamiento en Reducciones

A las familias Mapuche se les «concedió» por «merced» del Estado un «Título de Merced» sobre una pequeña porción de sus tierras ancestrales. Estas propiedades, llamadas «reducciones», tenían graves problemas:

  • Tamaño Insuficiente: El promedio por persona era de unas 6 hectáreas, lo que hacía imposible replicar la economía ganadera anterior y condenaba a las familias a la agricultura de subsistencia y la pobreza.
  • Pérdida de Territorio: En total, se entregaron cerca de 3.000 títulos que sumaban unas 510.000 hectáreas. Esto representó la legalización de la pérdida de más del 90% del territorio Mapuche.
  • Fragmentación Social: El confinamiento en reducciones rompió las redes de parentesco y las alianzas políticas entre los lof, aislando a las comunidades y facilitando el control estatal.

6. La Colonización Dirigida: Tierras para Unos, Despojo para Otros

Mientras al pueblo Mapuche se lo reducía a la mínima expresión territorial, el Estado chileno desplegaba un generoso programa de colonización. El contraste en el trato es una de las claves para entender la profundidad de la injusticia.

AspectoTrato al Pueblo MapucheTrato a los Colonos Europeos/Chilenos
Acceso a la TierraConfinamiento en «reducciones» de 6 ha/persona en promedio.Entrega de hijuelas de 40 a 500 hectáreas por familia, de mejor calidad agrícola.
Apoyo EstatalNulo. Se les despojó y luego abandonó. Eventualmente, raciones de subsistencia.Pasajes gratuitos desde Europa, un año de pensión, herramientas, semillas, animales y asistencia médica.
Estatus LegalConsiderados «incapaces relativos» bajo un sistema de tutela a través de los «Protectores de Indígenas».Plenos ciudadanos con derechos de propiedad y apoyo para su desarrollo económico.

7. La Catástrofe Humana y el Debate del Genocidio

La violencia de la «Pacificación» no fue solo militar o legal. Fue una catástrofe humana que diezmó a la población Mapuche y destruyó las bases de su existencia, lo que ha llevado a un serio y fundamentado debate sobre la aplicación del término «genocidio».

7.1. Genocidio y Etnocidio: El Debate Conceptual

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de la ONU (1948) lo define como actos perpetrados con la «intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso». Los actos incluyen:

  • Matanza de miembros del grupo.
  • Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo.
  • Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial.
  • Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.
  • Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Muchos académicos argumentan que las acciones del Estado chileno, especialmente el tercer punto, se ajustan a esta definición. La destrucción de la economía, el despojo de tierras vitales y el confinamiento en zonas inviables fueron acciones deliberadas que, previsiblemente, causaron hambrunas y epidemias masivas. Complementariamente, se habla de etnocidio, la destrucción deliberada de la cultura de un pueblo, lo que también ocurrió a través de la prohibición de la lengua, la religión y la educación propia.

7.2. Perspectivas Historiográficas en Disputa

El entendimiento de este período está dividido por diferentes interpretaciones históricas.

PerspectivaHistoriadores PrincipalesInterpretación de la «Pacificación»
Tradicional / EstatalistaSergio VillalobosUn proceso inevitable y necesario para la unificación y modernización de Chile. La violencia fue un «choque de civilizaciones» con excesos de ambos lados, pero no una política de exterminio.
Revisionista / CríticaJosé Bengoa, Jorge Pinto RodríguezUna guerra de conquista imperialista impulsada por intereses económicos de la élite. La violencia fue sistemática y el proceso constituyó un etnocidio y, para muchos, un genocidio.
MapuchePablo Marimán, Sergio CaniuqueoUna invasión y ocupación de un país soberano (Wallmapu). Se enfoca en la continuidad de la resistencia y enmarca el proceso como el inicio de una relación colonial que persiste.

7.3. Evidencias de la Devastación Demográfica

«Pasado el fragor de las batallas, comenzó el tiempo del miedo, de la peste, del hambre, de la pérdida de la identidad. […] Se calcula que entre veinte y treinta mil mapuches murieron de hambre y pestes entre 1881 y los primeros años del siglo XX.» – José Bengoa, historiador.

La población Mapuche, que se estimaba en cerca de medio millón de personas antes del proceso, sufrió un colapso. La combinación de muertes en combate, masacres, hambrunas post-despojo y epidemias de viruela y cólera —facilitadas por la desnutrición y el hacinamiento en las reducciones— provocó una catástrofe demográfica de la que el pueblo Mapuche tardaría más de un siglo en recuperarse.

8. El Impacto Total: La Desarticulación de la Sociedad Mapuche

La «Pacificación» provocó un quiebre estructural en todos los ámbitos de la vida Mapuche. Políticamente, la autoridad de los lonkos fue socavada, y las grandes alianzas territoriales se disolvieron. Económicamente, se transitó de una sociedad ganadera y agrícola próspera a una de subsistencia y pobreza endémica. Socialmente, la vida comunal se vio fracturada por la propiedad individual y la migración forzada a las ciudades, donde los Mapuche se convirtieron en un proletariado urbano discriminado. Culturalmente, la imposición de la escuela y la religión del Estado chileno inició un proceso de asimilación forzosa que amenazó la supervivencia del Mapudungun y la cosmovisión Mapuche.

9. Resistencia y Resiliencia Mapuche

A pesar de la devastación, el pueblo Mapuche nunca dejó de resistir. Tras la derrota militar, la resistencia se transformó. A principios del siglo XX surgieron las primeras organizaciones políticas modernas, como la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía y la Federación Araucana, que comenzaron a luchar por la restitución de tierras y los derechos civiles a través de medios legales y políticos. La memoria histórica y la identidad cultural se preservaron en la clandestinidad de la vida comunitaria y familiar, demostrando una extraordinaria resiliencia.

10. Legado y Deuda Histórica: Las Raíces del Conflicto Actual

La «Pacificación de la Araucanía» no es historia antigua; es el origen directo del conflicto que vive Chile hoy. Las demandas del movimiento Mapuche por territorio y autonomía se fundamentan en este despojo histórico. Conceptos como la «deuda histórica» del Estado chileno son centrales en el debate público. La Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato (2003) reconoció oficialmente el despojo y la violencia estatal como una violación de los derechos humanos y recomendó políticas de reparación que, en gran medida, siguen pendientes.

Los actuales conflictos con empresas forestales, la criminalización de la protesta social Mapuche mediante la aplicación de leyes antiterroristas y el debate sobre un Estado Plurinacional son ecos directos de este proceso de conquista no resuelto.

11. Análisis Comparativo: Araucanía, el «Desierto» Argentino y el Oeste Americano

El proceso chileno no fue un caso aislado. Ocurrió en paralelo a otras campañas de conquista de Estados-nación americanos sobre pueblos indígenas:

  • Conquista del Desierto (Argentina, 1878-1885): Casi simultánea y coordinada en ciertos aspectos con la chilena. Compartió la misma justificación ideológica (civilización vs. barbarie), las tácticas de guerra total y el objetivo de liberar tierras para la ganadería extensiva. También es calificada como genocida.
  • Guerras Indias (EE.UU., siglo XIX): El concepto de «Destino Manifiesto» justificó la expansión hacia el oeste. Procesos como el «Sendero de Lágrimas» y las masacres de Sand Creek o Wounded Knee, seguidos por el confinamiento en reservas, muestran patrones de despojo y violencia muy similares.

En todos los casos, los Estados nacionales emergentes utilizaron su superioridad militar y un marco legal autojustificatorio para despojar a los pueblos originarios de sus tierras, recursos y soberanía, dejando un legado de trauma y lucha por la justicia que continúa hasta hoy.

Conclusión: Una Historia por Reivindicar

La «Pacificación de la Araucanía» fue una guerra de conquista estatal que despojó a un pueblo de su territorio y buscó aniquilar su cultura. Comprenderla en toda su complejidad, con sus detalles militares, legales y humanos, es un deber para cualquier sociedad que aspire a la justicia. Reconocer este pasado no es reabrir heridas, sino comenzar a sanarlas sobre la base de la verdad y la reparación.

Compartido por la asociación sin fines de lucro Karukinka basada en Francia y dedicada a la Patagonia