Un kawésqar en Nueva York

Un kawésqar en Nueva York

POR RODRIGO MIRANDO / FOTOGRAFÍAS RODRIGO CID

De Puerto Edén al Bronx, del Pacífico al Atlántico. Esta es la historia de un sobreviviente. Peteyem era su nombre, pero al nacer fue separado de su pueblo originario, cambiaron su identidad y la lucha política de los 70 lo llevó a otros mares, otras costas. Hoy, Carlos Edén sueña con dejar EE.UU. y encontrarse con los suyos en los canales magallánicos. Los pocos que quedan.

Carlos Edén calcula que tiene 75 años pero no sabe su edad exacta. Tampoco conoció a sus padres. Al igual que muchos kawésqar fue arrancado de su lugar de origen. Fue inscrito en el Registro Civil con un nombre y fecha de nacimiento arbitrarios tras ser adoptado por un funcionario de la Fuerza Aérea en Puerto Edén. El apellido Edén se lo pusieron por ese pueblo al sur del Golfo de Penas, en la XII Región de Magallanes, donde nació.
Como buen nómade del mar, de adulto se hizo patiperro y llegó a Nueva York en 1978. Hoy vive en el Bronx y se convirtió en activista de causas indígenas. Perdió la lengua kawésqar y ahora habla inglés. De pelo canoso y ojos tristes y achinados, a fines de los 70 fue preso político en Argentina, tras las torturas quedó sordo y por ese motivo fue llevado a Nueva York como refugiado político.

Nueva York, 2016

Carlos no bebe alcohol y saca un botellón de jugo de manzana. Es lo que toma para celebrar el Día de Acción de Gracias. Lo invito a mi departamento en Brooklyn a pasar este feriado gringo que nos vemos obligados a festejar. Nos conocimos en Washington Square en la marcha feminista #NiUnaMenos mientras yo estudiaba un máster en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Carlos es asiduo a todas las manifestaciones y protestas neoyorquinas de todas las causas, políticas y medioambientales habidas y por haber. La primera vez que me contó que era kawésqar, casi me atraganté Y más de alguien se preguntará: ¿Cómo llega Carlos a Nueva York? En realidad, es una pregunta que yo también me hice. La respuesta se remonta a un puñado de décadas de atrás.

Puerto Edén, 1943

Al nacer, sus padres kawésqar lo llaman Peteyem. Tras el parto, su madre muere de neumonía porque ya no usa sus vestimentas originales y el aceite de lobo marino, con el que es capaz de navegar y mariscar en canoas en aguas gélidas, es sustituido por ropas “civilizadas”, causa de esa extraña enfermedad que nunca ha sufrido. Su padre muere a los pocos días, dicen que de pena. El pequeño Peteyem también enferma de neumonía, pero un ritual kawésqar lo salva. Lo ponen de espaldas y con la concha de una cholga le hacen unas pequeñas incisiones en su estómago que conserva hasta hoy. Es una petición a Atkasap, el dios bueno, para que lo proteja y Ayayema, representación del mal, se aleje de él.

La Fuerza Aérea de Chile inaugura una radio-estación en Puerto Edén en 1937. Ese hito cambia su vida. El primer jefe de la estación es el suboficial Carlos Gaymer, quien lo adopta junto a la niña Ana Rosales Ulloa, que se transforma en su hermana. Peteyem es rebautizado como Carlos Edén.

-Me recogieron de guagua. La separación fue brutal con mi gente. Me daban permiso para ir a jugar con los kawésqar chicos, pero no es que estuviera todo el día correteando con ellos. Me miraban diferente los cabros. Ellos andaban embarrados y yo limpio y hablaba español. Ahí se me fue perdiendo mi lengua kawésqar. No recuerdo nada. Por ética ahora no hablo nada en kawésqar.
Los niños kawésqar como él se reúnen día a día en la cocina de la estación a tomar desayuno bajo el cuidado de Raquel Verdugo, esposa de Gaymer.

-El desayuno era preparado amorosamente por la mamá Raquel. Después venían los juegos infantiles. Me subía a la antena de la radio estación de la que era imposible bajarme. Mi padre y los demás funcionarios corrían para rescatarme y ponerme en tierra firme. A causa de mis travesuras me castigaban. El “arresto” lo cumplía en un pequeño cuarto, ubicado en el segundo piso, en el dormitorio de mi abuelita Matilde. Gracias a la mamá Raquel pronto me levantaban el castigo.

Hace una pausa como si estuviera haciendo memoria. De pronto rememora sus viajes de niño en bote a ver alguna ballena varada.

-Recuerdo el olor a ballena cuando la faenaban. A la caza del lobo marino no iba. El espectáculo era fuerte. Muchos años después, papá Gaymer se arrepintió de la caza de lobos.

Su proceso de transición a lo “occidental” es brutal. No es el único. Las enfermedades propias de hombres blancos, como la tuberculosis, diezman a los kawésqar en Puerto Edén.

La familia Gaymer deja Puerto Edén, se traslada en barco a Valparaíso y es en ese viaje donde Carlos conoce las manzanas y otras cosas que nunca ha visto. Como no sabe qué son los autos, en la Avenida Pedro Montt Carlos sufre un accidente al caer de un taxi en movimiento tras abrir la puerta sin querer. El primer encuentro con sus primos Gaymer es traumático. Piensan que él es una especie de momia porque aún conservaba el vendaje del accidente que cubre toda su cabeza y cara y solo deja sus ojos libres. Luego fallece su madre Raquel de un tumor en el estómago, mientras su padre trabaja en Quintero.

 

Santiago, 1950

Sin nadie que lo cuide el pequeño kawésqar llega a Santiago a la casa de su tío Alfredo. Entra al colegio Pan American en el paradero seis y medio de Gran Avenida, en San Miguel, donde le ponen su primer sobrenombre: El Chino.

-Fueron mis inicios del aprendizaje del inglés, ya que el director Mr. Grass era ciudadano británico. Dedicaba mi tiempo libre a salir con mis compañeros de curso, pasar las tardes en la Gran Avenida y jugar fútbol. Mi puesto era de arquero. Me decían El Araña Negra porque tenía pantalón, medias y camiseta negra. Nuestro rival era un curso del colegio Miguel León Prado y los lugares de enfrentamiento eran las antiguas canchas de Ochagavía. Desde esa época ya era de Colo-Colo. Mis primeros ídolos al arco fueron Carlos Espinoza de Everton, quizás porque salió campeón en esa época, y después Misael Escuti y el Sapo Livingstone. Las revistas Estadio y Barrabases eran mi predilección. La llegada del sábado o el domingo era otro acontecimiento porque íbamos al cine. La primera película que vi fue Los tres caballeros, de Disney. Veíamos las mexicanas de Pedro Infante y Jorge Negrete. Recuerdo las matinés del cine Metro y los paseos en un pequeño tren que estaba en Quinta Normal. Mi “hermana” Ana Rosales Ulloa entró interna en el María Auxiladora, colegio de monjas en el paradero 6 de Gran Avenida. Después fue trasladada al Convento de las Adoratrices de Viña del Mar y perdí el contacto para siempre con ella. Años después conocí su trágica historia y su triste fin. Quedó embarazada, de un día para otro desapareció de la casa donde trabajaba como nana y tiempo después encontraron su cuerpo. Murió de hambre con su hijo recién nacido entre los brazos.

De su llegada a la capital se acuerda de un espectáculo de equilibristas en la Plaza de la Constitución, que cruzan a través de un cable, desde el Hotel Carrera hasta el edificio del frente, usando una bicicleta o una moto.

-Me impresionó. También recuerdo estar en los hombros de papá Gaymer, rodeado de una multitud, viendo el paso de Carlos Ibáñez del Campo acompañando a Juan Domingo Perón en su visita de 1953 o recorrer las calles vacías de Santiago el día en que se supo en Chile de la muerte de Gabriela Mistral.

Iquique, 1956

Su adolescencia y juventud la pasa en Iquique. En esa ciudad estudia en un colegio inglés, donde aprende algunas nociones de ese idioma que le sería de utilidad más adelante.

-El colegio celebraba los 4 de julio de cada año la Independencia de Estados Unidos. Aprendí la historia de ese país, canciones en inglés como el himno de los marines. Fueron surgiendo otras amistades como los hijos del personal de la base aérea de la Fach. Nos hacíamos llamar Los Halcones Negros por una revista de cómics que relataba las aventuras y desventuras de un grupo de aviadores que luchaban durante la Segunda Guerra Mundial contra los malos. Yo era Chop-Chop en alusión a un “chinito” que ayudaba a Los Halcones Negros. Los halcones tenían un jefe semanal que era llamado El Halcón de Oro. Las actividades del grupo eran hacer cualquier maldad que impactara a los iquiqueños como cambiar de lugar un pequeño busto de O’Higgins que había en la ciudad. La hazaña fue publicada en el diario Tarapacá, algo de lo cual no nos podíamos vanagloriar por razones obvias.

A los 15 años entra a la Armada para convertirse en marino. A los 20, se siente enjaulado en la Escuela de Grumetes, se aleja de su familia adoptiva y se lanza a una vida patiperra por Puerto Montt y Concepción, lo más cerca posible de sus canales magallánicos. Su vocación viajera y nómade de kawésqar no la para nadie.

Para las últimas elecciones presidenciales chilenas participó del comité del Frente Amplio de Nueva York.

Santiago, 1973

Durante el gobierno de Salvador Allende vive en Estación Central y, aprovechando su entrenamiento militar, se integra al MIR y se enfrenta a Patria y Libertad.

-La dirigencia de Patria y Libertad era una élite y le pasaban unas cuantas lucas a unos patos malos para armar los grupos de choque con linchacos. Los de la dirigencia solo se sacaban fotos con las camisas blancas, los cascos blancos y el símbolo de la araña. Íbamos a Providencia arriba de camiones y ahí nos bajábamos a pelear con ellos. El 11 de septiembre de 1973 me pilló en una sede del MIR en la población Gabriela Mistral, entre General Velásquez y 5 de Abril, al lado de la Villa Francia, pero no teníamos armas para resistir.

Argentina, 1978

Para escapar de los allanamientos en Estación Central se refugia en Argentina con la esperanza de organizar allá el nuevo “ejército libertador”. En Mendoza, cae preso y los militares argentinos lo trasladan a Buenos Aires.

-Me detuvieron por sospecha. En un cuartel me interrogaron, me preguntaron si era espía chileno en la casi guerra con Argentina. Me salvó el Mundial de Fútbol del 78. Antes del Mundial, llegaron veedores internacionales, el Comité de Migraciones Europeo y veedores de Estados Unidos. Como prisionero político fui llevado con esposas hasta el aeropuerto de Ezeiza y de ahí me recibieron como refugiado en EE.UU. Apenas caminaba. Parecía una película.

Nueva York, 1978

-Sin pasaporte, sin nada, llegué. Poquito antes del Mundial del 78. Llegué a Queens y ahí vi el primer partido del Mundial. Luego me hospitalizaron, me operaron, estuve tres años hospitalizado. En Argentina, me reventaron los oídos y quedé medio loco, andaba hablando puras cabezas de pescado. Después se me quitó. Me curé solo, no hubo tratamiento psicológico o psiquiátrico. Tenía sentimientos de culpa de dejar compañeros muertos, desaparecidos y me preguntaba porqué yo estaba aquí, porqué me había salvado. Le anduve haciendo al copete. Las actividades de solidaridad con Chile me chocaban. Iba porque era chileno y estaba reconocido por el movimiento de los exiliados, pero salía de ahí y volvía a caer como en un hoyo negro profundo.

Nueva York, 2018

Carlos Edén poco a poco se acostumbra a Nueva York, trabaja en una fábrica de ropa y decepcionado de la política tradicional, se enfoca en el activismo indígena. Para las últimas elecciones presidenciales chilenas participa del comité del Frente Amplio de Nueva York y en 2017 vota por primera vez desde el extranjero.

La historia de Carlos recuerda la de Yokcushlu, conocida como Fuegia Basket, y Elleparu, conocido por York Minister, dos kawésqar de Tierra del Fuego tomados prisioneros en 1830 por Robert FitzRoy, capitán del barco Beagle, y llevados a la fuerza a Inglaterra, donde fueron presentados ante la realeza y aprendieron inglés. Carlos sabe que su cultura original está en peligro de desaparecer y lo único que quiere es volver a su natal Puerto Edén, aunque de su pueblo originario solo sobreviven unos pocos. Es uno de los últimos kawésqar. Quizás por ese motivo su historia atrae a investigadores y artistas como Paz Errázuriz, quien lo fotografió en Nueva York a fines de los 90 para su serie Nómades del mar. Por esa exposición visita Puerto Edén por primera vez después de 50 años.

-Mi pueblo espera la extinción. Y no hay kawésqar en Nueva York. Solo soy yo. Como buen kawésqar, nunca me resfrío en invierno. Me resfrío en verano. Soy al revés.

Justicia para Camilo Catrillanca, una de las luchas de Carlos Edén en Estados Unidos.
Carlos Edén se ha transformado en un activista indígena en Nueva York. En esta foto aparece en una de las protestas por el asesinato de Camilo Catrillanca a manos a Carabineros.

 

Un kawésqar en Nueva York

Descendiente kawésqar reclama por derechos intelectuales en disco con cantos ancestrales

Los involucrados aseguran que en este registro sonoro hay varias familias, pero desde que se dio a conocer la situación sólo se hablaba de una línea genealógica.

El martes 13 de febrero de este año, la sala de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas rechazó un recurso de protección presentado por los familiares de la fallecida Margarita Molinari Edén, por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971. El reclamo se hizo en contra de la productora Etnomedia y Consultora Limitada, el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (ahora seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio) de Magallanes y un académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971.

La acción fue presentada por Margarita Vargas Molinari, nieta de Margarita Molinari. A pesar del traspié, la descendiente kawésqar busca presentar el recurso de protección nuevamente, y para ello cuenta con el apoyo del director ejecutivo de la Fundación Mi Patrimonio, Pedro Muñoz Hernández. Cabe señalar que la distribución del disco se detuvo.

Ante esta situación otros integrantes de la etnia kawésqar se informaron sobre el recurso de protección y escucharon el contenido del disco, descubriendo que no sólo estaban los cantos de Margarita Molinari Edén, sino también el de otros antiguos miembros, al menos el de cinco familias más. Esta situación llamó la atención de los descendientes, ya que estaban convencidos que sólo una familia estaba teniendo el problema, pero ahora saben que son más los involucrados y desean que este dato sea considerado en las gestiones futuras.

“Entonces con varios compañeros del pueblo y me dije aquí hay algo que no está bien, entonces concluimos que la señora no está enfocando bien las cosas. Creo que es súper necesario dejar las cosas en claro. Por eso hacemos esto ahora”, señaló María Luisa Renchi, quien representa a un grupo de kawésqar que pide aclarar la situación.

La descendiente indígena de igual forma entregó una carta, en donde se explica que los cantos han sido transmitidos de generación en generación a través de la oralidad. De igual forma se precisa, “hoy manifestamos nuestra tristeza pues algunos de estos cantos e historias se encuentran bajo el escrutinio de un juez, que poco conoce de nuestra historia. Hemos sido mutilados, separados, puestos en exhibición, asentados, sin derecho a navegar y sometidos a leyes que no entendemos. Nuestros son estos cantos que fueron replicados desde tiempos inmemorables para llegar a nosotros. Estos nos pertenecen a todos los miembros del pueblo kawésqar, se debe consagrar el uso responsable, pero este no puede recaer en la propiedad de nadie, así sea un miembro del pueblo. Así mismo con las investigaciones particulares de instituciones o personas que no pertenecen a nuestro pueblo. Queremos dejar esto de manifiesto, pues que quede bien claro la propiedad de la historia nos pertenece, a quienes poseemos un pasado ancestral en la Patagonia”.

Descendiente kawésqar reclama por derechos intelectuales en disco con cantos ancestrales

HOY EN CEMENTO FRESCO Radio Acción, 88.7 fm (Rio Grande)

“Las investigaciones sobre nuestros pueblos originarios se renuevan y fortalecen con el paso del viento. Ahora en manos de una joven científica, Lauriane Lemasson, que viajó desde Bretaña, un pueblo francés, hasta el sur del Estrecho de Magallanes, empujada por la pasión que le despierta el conocimiento, la belleza de los paisajes y las voces de la naturaleza. Esta noche vamos a juntarnos a hablar con ella en Radio Acción, 88.7 fm. Para llevar a cabo un trabajo así no sólo hay que disponer de una gran fuerza de voluntad, sino además de una sensibilidad extraordinaria. No se lo pierdan.”

Intervención deja muda a Punta Arenas con recreación del “remate” de 165 esclavos selk’nam

Intervención deja muda a Punta Arenas con recreación del “remate” de 165 esclavos selk’nam“No se olviden de eso, nadie conquista, porque ellos ya estaban aquí, y aunque hayan hecho un genocidio, la memoria de ellos aún vive y persiste, para que estos hechos no sucedan más”, comentó una indígena en el lugar. La intervención artística fue fruto de un trabajo de un historiador y una actriz de la Universidad de Magallanes.

Una intervención urbana en la Plaza de Armas de Punta Arenas, en alusión a un “remate de indios” que hubo allí en 1895, se realizó este miércoles en la ciudad.

El 3 de agosto de ese año llegaron 165 selk’nam desde Tierra del Fuego hasta el muelle de Punta Arenas, esperando a ser repartidos entre los vecinos de Punta Arenas para incorporarlos como verdaderos esclavos, a través de servidumbre y reeducación, mientras la mayoría perecía por las enfermedades y malos tratos. El 7, 8 y 9 de agosto de 1895 se realizó el reparto, bajo el mando del gobernador Manuel Señoret.

Este triste hito histórico fue recordado por un grupo de voluntarios al mediodía, en una intervención de 20 minutos.

“Siento tristeza al ver que nuestros nativos eran maltratados, abusados, despreciados como personas; la sociedad aristocrática se unió al abuso teniéndolos como esclavos y ellos formaron parte de aquellos remates humanos”, comenta Carolina Quintúl Coliboro, representante kaweskar en la performance, a la cual además asistió Mirtha Salamanca, en nombre del pueblo selk’nam, quien llegó especialmente desde Argentina.

“Sin piedad se separaron familias enteras de sus hijos y no hubo ningún apoyo de justicia para ellos. Esta sociedad, que estaba formada por gente foránea, trajo todas sus maldades a nuestros pueblos, aplastándolos sin piedad, abusando, matando, pero aquí nuestros pueblos fueron los primeros habitantes. No se olviden de eso, nadie conquista, porque ellos ya estaban aquí y, aunque hayan hecho un genocidio, la memoria de ellos aún vive y persiste, para que estos hechos no sucedan más”.

La ceremonia

La performance fue organizada por Rodrigo González Vivar, profesor de Historia de la Universidad de Magallanes, en conjunto con Nitzamé Mayorga Gallardo, actriz y directora del grupo de teatro de la misma casa de estudios, así como el bailarín Ariel Oyarzún Sanhueza.

Inició su recorrido desde un punto cercano a la plaza, para contar los traslados desde Tierra del Fuego. Entre sus intérpretes hubo “niños, adultos, abuelos, magallánicos, nuevos migrantes, actores y no actores”, destaca Mayorga.

“En su mayoría las personas no tienen experiencia escénica”, explica. “Nos enfocamos en el trabajo más bien del simbolismo y significante, trabajamos con un guión que va presentando distintas estaciones, donde en cada una va desarrollando conceptos, por ejemplo, la extrañeza, el despojo, trabajamos con la imagen y lo coreográfico y luego desde el movimiento se instala la escena, siempre teniendo en cuenta no entrar en literalidad”, añade.

Los voluntarios cruzaron la calle Magallanes, que alude al estrecho homónimo, hasta llegar a una de las esquinas de la plaza, donde se vio cómo los esperaban sus “rematadores”, como el propio Señoret, Juan Contardi, Rodolfo Stubenrauch y Alberto Barra.

Luego las “víctimas” fueron llevadas al centro de la plaza y comenzó el remate, donde se vio cómo se produjo esta trasformación de ser indígenas hasta el momento de ser occidentalizados y con pérdida total de su idioma.

El público asistente también fue clave. En palabras de la actriz, “en el fondo ellos completan este hecho, representando a las personas que venía a ver este espectáculo, a dejarles ropas viejas para cubrirlos o rematar directamente”.

Acontecimiento histórico

La performance apunta a una reflexión sobre el hoy y “de cómo nos sentimos rematados en este presente, de cómo es nuestro actuar con la otredad y cómo reconocemos la identidad de lo distinto. La intervención, nos habla de una negación de una cultura, un territorio, un lenguaje, cómo se suprimió y se quiso trasformar un pueblo occidentalizandolos, quitándoles hasta sus nombres, para que la sociedad de esa época no se sintiera incomoda con su presencia, hasta llegar el punto del exterminio”, enfatiza la actriz.

“A la comunidad le impacta saber que hubo esclavitud en la ciudad, más aún con el pueblo selk’nam, donde la mayoría de la población siente empatía por la tragedia ocurrida con ellos. Realizar esta actividad es una novedad, ya que mucha gente se manifestó con el apoyo en asistir al lugar a ver qué es lo que iba ocurrir y también en participar dentro del equipo que realizó la intervención”, complementa González Vivar.

Para él, el “remate de indios” es un acontecimiento histórico que expone la tragedia sufrida por el pueblo selk’nam producto del proceso de exterminio y destierro para el desarrollo ganadero en Tierra del Fuego.

“La memoria de nuestros ancianos aún recuerda algunos hechos de abusos en contra de ellos, por ser humildes y apacibles”, comenta Quintul. “Es más, se recuerda del hecho de zoológicos humanos, en donde fueron llevados como especies raras o como exhibición de circo, y recordar cómo fueron humillados, maltratados, sacados de sus familias, pueblos, de su cultura, lengua y modismos”, expresa.

Mirtha Salamanca asistió a la performance en representación del pueblo selk’nam. Vino especialmente desde Argentina.

Actividades previas

El origen de la intervención artística tiene larga data. Mayorga inició hace un tiempo una vinculación con el Museo del Recuerdo del Instituto de la Patagonia de la universidad, y comenzó a desarrollar una línea de teatro museográfico. Este año trabajaron en una de las Casas Pioneras para hablar de la esclavitud en Magallanes, basándose en el “Sumario de los Vejámenes inferidos a Indígenas de Tierra del Fuego”, que data de 1895, se encuentra en el Archivo Judicial de Magallanes y relata el remate.

“Ya estábamos trabajando con el tema y cada vez que uno lee más sobre la historia de los pueblos originarios, te das cuenta de que es necesario hablarlo y que un gran porcentaje de la gente que vive en esta región no sabe de las atrocidades que vivieron y sobre todo los de Tierra del Fuego, porque entorpecían a los estancieros que llegaron a esa vivir tierras”, dice Mayorga.

Para el Día del Patrimonio reciente, en mayo, se realizó una performance de Teatro Museográfico en el museo. Allí se intervino una casa colonial de 1877, donde se presentó una escena sobre la esclavitud selk’nam en las casas de Punta Arenas como sirvientas y empleados domésticos para los adultos, mientras los menores eran tomados como “chinitos” para los mandados.

“Tras recrear este episodio, en conjunto con el grupo de teatro de la Universidad de Magallanes, decidimos hacer una actividad sobre el remate de 1895, pero esta vez en la Plaza Benjamín Muñoz Gamero (Plaza de Armas), debido a que está en el centro de la ciudad y con una metáfora interesante, al ver, al centro de la plaza, la imponente figura de Fernando de Magallanes por sobre los pueblos originarios”, explica González.

Además, como destaca Mayorga, la mayoría de las casas que están construidas alrededor de la plaza pertenecían a los principales exponentes y responsables de los vejámenes, como Sara Braun y José Menéndez.

Monumento en Plaza de Armas.

Práctica común

El remate de esclavos fue una práctica común en América, incluso bajo la figura de “encomienda”, creada por los españoles para mantener controlada a la población indígena.

En una entrevista del año 2014, el historiador argentino Osvaldo Bayer señala que en Argentina se realizó un “remate de indios” en enero de 1879. En esa ocasión, con avisos en los diarios: “Hoy entrega de indios a toda familia de bien que lo requiera, se le entregará un indio varón como peón, una china como sirvienta y un chinito como mandadero”.

“Aquí en Punta Arenas, cuando se realizó el remate en 1895, el 7, 8 y 9 de agosto, en un galpón en las cercanías del muelle, se publicaron algunas notas en el diario e incluso carteles en la ciudad, invitando a la comunidad a participar del remate”, dice González Vivar.

“Por lo que se sabe, es el único remate público del territorio, aunque también hay relatos sobre cómo se raptaba a indígenas para las faenas de trabajo, como los peleteros, buscadores de oro o navegantes que pasaban por los canales australes”, detalla.

Él destaca que la población de Punta Arenas repudió la ignominia a la que fueron expuestos los fueguinos, por lo que no se concretó la totalidad del reparto.

El destino de los rematados

El objetivo principal de la intervención fue dar a conocer este hito histórico poco conocido, “ya que generalmente se habla de que hubo un genocidio y etnocidio”, dice.

“Sin embargo, hubo sobrevivientes, supervivientes, a situaciones adversas, pero que lograron mezclarse en la sociedad, aunque desplazados del relato histórico: con una nueva identidad occidental, fueron olvidados y silenciados con el paso del tiempo”, explica.

Poco se sabe del destino de los indígenas rematados. “Los menores de edad fueron los primeros rematados, por lo que eran bautizados bajo la religión católica con un nuevo nombre cristiano”, cuenta.

“Algunos provenían desde las misiones salesianas, por lo que también venían evangelizados y con otra identidad. En la Región de Magallanes y Antártica chilena no se ha manifestado descendencia directa o indirecta”, precisa.

Agrega, sin embargo, que no se puede descartar que en algún momento pudieron ser parte de un matrimonio con una pareja occidental y después formar una familia que continuaba la descendencia cultural milenaria, transmitiendo el lenguaje y el patrimonio cultural ancestral, como ocurre en Río Grande (Tierra del Fuego, Argentina), donde existe una comunidad de familiares descendientes del pueblo selk’nam que esperan continuar compartiendo su cultura.

Aserradero de la misión San Rafael.

La actividad, en todo caso, no solo apuntó al pasado, sino también al presente, para invitar a la reflexión “sobre cómo estamos viviendo una situación similar pero con actores distintos: ayer fueron vejados los selk’nam, hoy son los migrantes, las minorías sexuales, otros pueblos originarios, las mujeres, personas con diversidad funcional y todas aquellas personas que son consideradas como ‘otros'”.

“De cierta forma es cíclico, y es nuestra misión compartir este pensamiento con nuestra comunidad e invitarles a dialogar con el otro, con lo distinto”, concluye.

http://www.elmostrador.cl/cultura/2018/08/09/intervencion-deja-muda-a-puntas-arenas-con-recreacion-del-remate-de-165-esclavos-selknam/?fbclid=IwAR0cdI0h2BXVp_LOl-xBEDrFsMU0vbvOpgbsSIVszP35-tWUGk-lSJ39PLo

Reclamo de Margarita Vargas, descendiente kawésqar: “Estamos vivos y somos sujetos de derecho en esta sociedad”

Familia directa de Margarita Molinari, reconocida kawésqar de Puerto Edén, denuncia no haber sido consultados antes de distribuir material con los cantos de su abuela.

través de un programa de televisión que transmitía el canal de la Universidad de Magallanes (Umag), Margarita Vargas Molinari y su familia se enteraron de que unos investigadores de la Universidad de Chile habían producido y editado, a través de un Fondo de Desarrollo Artístico (Fondart), un material audiovisual con los cantos y diálogos de sus ancestros, para ser distribuidos por la dirección regional del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA).

Se trata de composiciones hechas por su abuela y su abuelo para ella y sus hermanos, un  tesoro familiar que “pertenece a su privacidad, la cual fue vulnerada -según expresa Margarita Vargas- ya que ni siquiera nos pidieron permiso a nosotros, su descendencia directa, para hacerlo”.

Los registros datan del año 1971 y fueron hechos por la antropóloga de la Universidad de Chile, María Ester Grede, quien falleció en 2012. Cabe señalar que en la época que la doctora recogió el material, no existían normas o regulación alguna que estableciera la forma en que los investigadores debían aproximarse a la cultura de los pueblos originarios y a sus integrantes, que fueron tratados en muchas ocasiones como verdaderos “objetos”, no respetando su intimidad.

Por aquel entonces, la doctora Grede contaba con la confianza de la familia de Margarita Molinari y habitualmente pasaba bastante tiempo con ellos, grabándolos cuando cantaban o contaban cuentos. Ella se llevó esos registros a Santiago, pero jamás los editó. Tras su fallecimiento, este material quedó archivado en alguna biblioteca de la Universidad de Chile.

En el año 2008, Mauricio Pineda, quien fue alumno de la antropóloga Grede, comenzó a trabajar con el material de la familia kawésqar que su mentora había guardado. En el 2014, Pineda junto a su grupo de investigadores “Etnomedia” se adjudicaron recursos a través de un Fondart con el fin de editar el material para luego entregárselo a las comunidades indígenas de Magallanes.

Así fue que los CD llegaron a las manos de José Tonko Paterito, otro reconocido kawésqar promotor de su cultura, quien, pese a ser de la etnia, no tiene conexión alguna con el tronco familiar de Margarita Vargas, la nieta de Margarita Molinari.

Finalmente, José Tonko Paterito recibió el trabajo y se lo entregó a la dirección regional del CNCA, para que lo distribuyeran entre las distintas comunidades de la zona.

Grosso modo, esa es la historia que llevó a Margarita Vargas a solicitarle al encargado de pueblos originarios de la dirección de Cultura Regional, Blas Flores, para detener la distribución del material.

“Ante la solicitud de Margatira Vargas, nosotros decidimos detener la distribución  del material hasta que se estudie el tema de los derechos de autor. Si ella decidiera implantar alguna medida judicial al respecto, eso involucraría al investigador que creó el proyecto y no a Cultura”, explicó el director regional de la CNCA, Gonzalo Bascuñán.

Además indicó que este proyecto fue adjudicado en el año 2014, tiempo en que aún no era obligación solicitar el permiso de la familia o comunidad en estudio para difundir algún aspecto de su cultura.

Por su parte, Mauricio Pineda dijo estar sorprendido ante esta reacción, ya que normalmente los reclamos de las comunidades indígenas son a la inversa: “A nosotros es primera vez que nos toca un caso de esta índole, ya que los reclamos de las comunidades tenían que ver con que estos materiales circulaban exclusivamente en el ámbito académico y ellos no tenían acceso a éstos. Entonces, el propósito de nuestro proyecto es justamente restituir socialmente estos materiales a la comunidad”.

Y reconoce, por otra parte, que éste es un tema delicado porque se enfrentan a la sensibilidad de las personas. “Por eso, bajo ninguna circunstancia nos interesa pasar a llevar a la señora Vargas, pero también creemos que el valor principal de los materiales se adquiere cuado éstos pueden retornar al grupo cultural kawésqar en su conjunto”, comentó.

Emotivo homenaje entregó la Universidad de Magallanes a Tesoro Humano Vivo del Pueblo yagán

Como parte de sus actividades de aniversario, la Universidad de Magallanes, entregó un merecido reconocimiento a la última hablante del idioma yagán, Cristina Calderón. Fotografía Luisa Villablanca

 

En el marco del  53° Aniversario de la Universidad de Magallanes (UMAG), la casa regional de altos estudios rindió este jueves, un merecido homenaje a Cristina Calderón, Tesoro Humano Vivo del pueblo yagán,  depositaria de la cultura canoera del extremo sur de Chile.

La ceremonia se llevó a cabo en el Instituto de la Patagonia, y estuvo encabezada por el rector de la UMAG, Juan Oyarzo, acompañado del intendente de Magallanes y Antártica Chilena, Jorge Flies.

La máxima autoridad regional felicitó a la universidad por el “merecido homenaje” otorgado a

Cristina Calderón. “Esto es lo que tenemos que hacer como comunidad cuando tenemos a la abuela Cristina entre nosotros. Estamos muy contentos de que haya venido junto a su hija y pudiera recibir el cariño de nuestra comunidad. Todos los reconocimientos que podamos otorgarle son pocos para quien ha sido declarado Tesoro Humano Vivo”, señaló el intendente Flies.

El jefe del Gobierno Regional,consideró un verdadero regalo haber tenido la posibilidad de escuchar a la abuela hablando en su idioma. En este sentido, y ante la preguntra sobre qué se está haciendo por el rescate de la lengua yagán, Flies anunció que ya comenzó las conversaciones para solicitar al destacado linguista Oscar Aguilera, el mismo que realizó un gran trabajo con la lengua kawésqar, reunirse con Calderon para llevar adelante una tarea similar en beneficio del resguardo de la lengua indígena.

Por su parte, el rector de la UMAG, Juan Oyarzo, se mostró muy emocionado al término de la ceremonia. “Estoy muy emocionado por tener que dirigir unas palabras a la abuela Cristina en esta tarde”, dijo Oyarzo y agregó que “es bueno hacer estos homenajes en vida, pero también tenemos que tener algún sentimiento de culpa, donde en alguna época, la gente no midió las consecuencias de las cosas que se hacían con las personas pertenecientes a esta etnia y hoy vemos esos efectos; una etnia y una lengua a punto de desaparecer”.

“Me llena de emoción, porque aunque sea tarde, nosotros como universidad hemos logrado hacer este homenaje, sobre todo porque somos una universidad inclusiva que pretende llegar a todas las localidades como Puerto Williams, Puerto Natales o Porvenir, lugares donde también tenemos centros universitarios”, comentó el rector y anunció además que prestarán todo su apoyo como universidad a una nieta de la abuela Cristina quien, de acuerdo a la propia homenajeada, tendría intenciones de estudiar Pedagogía en Educación Parvularia.

Las autoridades se comprometieron a seguir gestionando la posibilidad de que Cristina Calderón pueda enseñar su lengua y así preservar y difundir parte de su cultura con el resto de la comunidad magallánica.

Source : Prensa Antartica Chilena (https://prensaantartica.wordpress.com/2014/10/24/emotivo-homenaje-entrego-la-universidad-de-magallanes-a-tesoro-humano-vivo-del-pueblo-yagan/)