Pueblos Originarios fueguinos estarán presentes en Francia, en un nuevo evento internacional sobre Cultura de los Pueblos Originarios (Gobierno de Tierra del Fuego, 4 de octubre de 2019)

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Representantes de las comunidades de pueblos originarios de Tierra del Fuego viajan a Francia a exponer sobre sus culturas ancestrales, en el marco del mes de la ciencia y la cultura que se desarrolla en ese país. El 2019 fue declarado por la ONU el Año internacional de las Lenguas Indígenas, con el fin de difundir su importante aporte a la cultura de los pueblos.

Fuente : https://www.tierradelfuego.gob.ar/blog/2019/10/04/pueblos-originarios-fueguinos-estaran-presentes-en-francia-en-un-nuevo-evento-internacional-sobre-cultura-de-los-pueblos-originarios/

La secretaria de Relaciones Internacionales Cecilia Fiocchi destacó la presencia en Francia de los representantes de las comunidades originarias: “Es un orgullo para todos los fueguinos que integrantes de las comunidades originarias puedan participar de eventos internacionales como este, que es impulsados por investigadores de la Universidad de la Sorbona y del Centro Nacional de Investigaciones Científicas, instituciones académicas francesas de gran prestigio”. “Es una oportunidad para visibilizar las culturas ancestrales de nuestra provincia” valoró.

Mirtha Salamanca, integrante de la comunidad selk´nam de Río Grande, Víctor Vargas, integrante del pueblo yagán de Ushuaia y José González Calderón, de la comunidad yagán de Puerto Williams viajan a Francia a exponer sobre las culturas ancestrales originarias de Tierra del Fuego.

Mirtha Salamanca es integrante del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas, como representante del pueblo selk´nam. “Viajaremos a Francia invitados por investigadores de ese país, para visibilizar allí nuestra cultura ancestral y complementar una serie de investigaciones que estamos realizando sobre nuestro pueblo. Además de participar como expositores en charlas y conferencia en distintas partes del país, podremos visitar los archivos de Anne Chapman, quien fue una gran investigadora de nuestra cultura y complementar los estudios que nosotros venimos realizando para dar a conocer nuestra cosmovisión. Tenemos la esperanza de que esto promueva el arraigo a nuestra tierra y el derecho a la identidad originaria” expresó.

Por su parte, Víctor Vargas es autor del libro “Mi Sangre Yagán”, editado en 2017 por la Editora Cultura Tierra del Fuego y trabaja en el Museo del Fin del Mundo de Ushuaia, desde donde promueve mediante charlas e investigaciones, la cultura e historia de su pueblo. “Esto se trata de unir el pasado con el presente. Los yaganes son la comunidad humana que habitó de forma permanente la parte más al sur de todo el continente.

En cuanto a José González Calderón, reside en Puerto Williams, Chile y cabe destacar que es sobrino de Cristina Calderón, quien fue declara tesoro humano vivo, ya que es la última hablante nativa viva de su lengua yagán. Este año, ha sido declarado por la ONU el año internacional de las lenguas indígenas.

La compleja realidad de las lenguas indígenas de Argentina (DICYT, 08/05/2019)

Científicas sociales del CONICET comparten sus estudios culturales y vivencias en relación a las lenguas de los pueblos originarios / lenguas indígenas de Argentina

CONICET/DICYT Cancha, poncho, gaucho, morocho, carpa, vincha, pucho… una gran cantidad de palabras de nuestra habla cotidiana provienen del quechua, lengua incaica que desde hace quinientos años tiene contacto con el castellano. El quechua es una lengua originaria con gran vitalidad, en sus distintas variantes, en algunos territorios de Argentina, Bolivia, Perú, Brasil, Chile, Colombia y Ecuador. Sin embargo, esta no es la única: en Argentina hoy se hablan al menos catorce lenguas indígenas, de las treinta y cinco que se hablaban antes de la llegada de los españoles. ¿Qué se conoce sobre ellas? ¿Por qué es importante cuidarlas, valorarlas y promoverlas?

“En nuestro país, tenemos 39 pueblos indígenas –mbyá-guaraní, mocoví, pilagá, toba-qom, wichí, huarpe, entre otros–, algunos son numerosos y otros más pequeños. Según las estimaciones del último censo poblacional (INDEC, 2010), de los 40 millones de habitantes, el 2,4 % se declara indígena, es decir, más de 950 mil personas”, explican las antropólogas e investigadoras del CONICET Ana Carolina Hecht, Noelia Enriz y Mariana García Palacios.

Carolina estudia la socialización lingüística, la vitalidad y el desplazamiento de la lengua toba qom en distintos espacios (familiar doméstico, escolar) en comunidades qom urbanas de la provincia de Buenos Aires del Chaco; Noelia trabaja con comunidades mbyá-guaraní en Misiones investigando los saberes que circulan tanto dentro como fuera de la escuela intercultural bilingüe, y Mariana analiza cómo los niños de barrios qom de Buenos Aires y del Chaco construyen sus conocimientos del mundo social, especialmente los religiosos, en contextos comunitarios y escolares interculturales. Juntas participan del proyecto “Interculturalidad y educación en comunidades toba/qom y mbyá-guaraní de Argentina: una aproximación histórico-etnográfica a la diversidad étnica y lingüística en las escuelas”, que forma parte del Programa de Antropología y Educación de la Universidad de Buenos Aires.

Sus investigaciones las han llevado incluso a tener experiencias de cohabitación durante el trabajo de campo. “Yo me quedaba un tiempo con la población con la que estaba trabajando. También hacemos observación participante: formamos parte de las actividades de las comunidades”, relata Noelia. “Tratamos de desarrollar actividades que nos demandan las mismas comunidades,” –agrega Carolina– “por ejemplo, charlas y talleres en escuelas bilingües interculturales y en institutos de formación docente en donde debatimos sobre interculturalidad, niñez indígena, lenguas en contacto, diversidad y desigualdad”.

Lenguas indígenas y territorio

Según las científicas, las lenguas indígenas argentinas son las que provienen de familias lingüísticas oriundas de nuestro territorio; al mismo tiempo, también existen otras lenguas que se hablan en Argentina pero que fueron traídas por la acción migrante de países limítrofes. “Los pueblos indígenas siempre son más numerosos que las lenguas indígenas porque muchos pueblos han dejado de hablar sus propias lenguas como consecuencia de procesos históricos de invisibilización, discriminación, negación, sometimiento, entre otros factores”, señala Hecht.

En la actualidad, el abanico de situaciones es muy diverso: lenguas que ya no se hablan, otras que tienen un solo recordante, situaciones de bilingüismo, comunidades indígenas en las que predomina el español, comunidades en donde la lengua indígena se mantiene vital en el medio familiar y comunitario. “Esas situaciones pueden incluso atravesar un mismo pueblo: niños qom que hablan español como primera lengua y otros que tienen el español como segunda”, agrega Mariana.

La población mbyá es un caso muy particular. Tiene su propia lengua y habita en Misiones, en parte de Paraguay y Brasil. La lengua oral les permite a sus hablantes comunicarse en los tres países como lengua franca. Sin embargo, se escribe de manera distinta en los tres territorios. “En uno, tiene influencia del portugués; en Paraguay, del guaraní estándar, y aquí del castellano, –cuenta Noelia– por ejemplo, lo que para nosotros suena ‘ch’, en Brasil se escribe con ‘x’. Esto muestra la complejidad de la lengua indígena”.

El enorme desafío de la escuela

Todo este complejo escenario representa un gran desafío para la Educación Intercultural Bilingüe (EIB), modalidad del sistema educativo que garantiza el derecho constitucional de los pueblos indígenas. Plasmada en la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 (capítulo XI, artículo 52), la EIB “promueve un diálogo mutuamente enriquecedor de conocimientos y valores entre los pueblos indígenas y poblaciones étnica, lingüística y culturalmente diferentes, y propicia el reconocimiento y el respeto hacia tales diferencias”.

Sin embargo, las investigadoras perciben que estas situaciones dispares y llenas de matices por las que están atravesando las lenguas indígenas no son siempre contempladas en las políticas educativas. “La legislación de la EIB está más bien orientada a niños indígenas que habitan en contextos rurales, hablan la lengua indígena y tienen muy poco contacto con el español. Mientras que la situación más generalizada en el contexto actual muestra niños indígenas en contextos urbanos, con distinto dominio de la lengua indígena”, manifiesta Carolina.

Para las científicas sociales lo ideal sería que esas legislaciones contemplasen la diversidad de realidades y matices sociales. “La educación intercultural bilingüe debería ser un desafío del que todos participemos; una forma educativa para toda la sociedad argentina y no solo para las poblaciones étnicamente marcadas; y así dar cuenta de que Argentina es un país multicultural. Además habría que pensar intervenciones en las que participen las propias comunidades, y no solo intervenciones desde afuera”.

Reconocer la historia para mirar el futuro

“El hecho de que un pueblo ya no esté hablando activamente su lengua en la actualidad, no lo hace menos indígena”, plantea Carolina quien trae a colación la dimensión histórica para analizar esta cuestión. “Ciertos procesos históricos fueron los que condicionaron las distintas situaciones que tenemos hoy en día. Si solo miramos desde el presente, vamos a tender a jerarquizar las situaciones actuales sin tener en cuenta los procesos que llevaron a que esas situaciones existan. Las vinculaciones entre lengua e identidad son siempre muy complejas, porque incluso, en la escuela, muchas personas son vistas como menos indígenas por no hablar la lengua indígena”. “La lengua es importante para la identificación de los pueblos pero, a su vez, no es el único rasgo de identificación”, añade Mariana.

Noelia se pregunta: “¿Por qué no mantener la riqueza cultural de un país? ¿Por qué negarla? ¿Por qué pedirles a las personas que sean otra cosa? La diversidad es patrimonio argentino. No hay nada que nos haga pensar que atentar contra la diversidad no sea pernicioso para la sociedad. Además, en este caso, la diversidad tiene que ver con los orígenes del espacio en donde el país se desarrolla en la actualidad y estas poblaciones son previas a los estados-nación”.

Para cuidar y proteger la diversidad lingüística, “primero tendría que haber una planificación lingüística y políticas educativas que partan de este complejo escenario actual”, sintetizan. Por eso, “sería interesante propiciar más espacios en donde se reflexionen y debatan estas cuestiones para ir desarmando ideas que están muy cristalizadas en el sentido común más generalizado” y, finamente, fortalecer la legislación en Educación Intercultural Bilingüe para que no sea solo un ideal sino que se materialice en la práctica en todo el territorio nacional.

Fuente: https://www.dicyt.com/noticias/la-compleja-realidad-de-las-lenguas-indigenas-en-argentina

Un kawésqar en Nueva York

Un kawésqar en Nueva York

POR RODRIGO MIRANDO / FOTOGRAFÍAS RODRIGO CID

De Puerto Edén al Bronx, del Pacífico al Atlántico. Esta es la historia de un sobreviviente. Peteyem era su nombre, pero al nacer fue separado de su pueblo originario, cambiaron su identidad y la lucha política de los 70 lo llevó a otros mares, otras costas. Hoy, Carlos Edén sueña con dejar EE.UU. y encontrarse con los suyos en los canales magallánicos. Los pocos que quedan.

Carlos Edén calcula que tiene 75 años pero no sabe su edad exacta. Tampoco conoció a sus padres. Al igual que muchos kawésqar fue arrancado de su lugar de origen. Fue inscrito en el Registro Civil con un nombre y fecha de nacimiento arbitrarios tras ser adoptado por un funcionario de la Fuerza Aérea en Puerto Edén. El apellido Edén se lo pusieron por ese pueblo al sur del Golfo de Penas, en la XII Región de Magallanes, donde nació.
Como buen nómade del mar, de adulto se hizo patiperro y llegó a Nueva York en 1978. Hoy vive en el Bronx y se convirtió en activista de causas indígenas. Perdió la lengua kawésqar y ahora habla inglés. De pelo canoso y ojos tristes y achinados, a fines de los 70 fue preso político en Argentina, tras las torturas quedó sordo y por ese motivo fue llevado a Nueva York como refugiado político.

Nueva York, 2016

Carlos no bebe alcohol y saca un botellón de jugo de manzana. Es lo que toma para celebrar el Día de Acción de Gracias. Lo invito a mi departamento en Brooklyn a pasar este feriado gringo que nos vemos obligados a festejar. Nos conocimos en Washington Square en la marcha feminista #NiUnaMenos mientras yo estudiaba un máster en Escritura Creativa en la Universidad de Nueva York. Carlos es asiduo a todas las manifestaciones y protestas neoyorquinas de todas las causas, políticas y medioambientales habidas y por haber. La primera vez que me contó que era kawésqar, casi me atraganté Y más de alguien se preguntará: ¿Cómo llega Carlos a Nueva York? En realidad, es una pregunta que yo también me hice. La respuesta se remonta a un puñado de décadas de atrás.

Puerto Edén, 1943

Al nacer, sus padres kawésqar lo llaman Peteyem. Tras el parto, su madre muere de neumonía porque ya no usa sus vestimentas originales y el aceite de lobo marino, con el que es capaz de navegar y mariscar en canoas en aguas gélidas, es sustituido por ropas “civilizadas”, causa de esa extraña enfermedad que nunca ha sufrido. Su padre muere a los pocos días, dicen que de pena. El pequeño Peteyem también enferma de neumonía, pero un ritual kawésqar lo salva. Lo ponen de espaldas y con la concha de una cholga le hacen unas pequeñas incisiones en su estómago que conserva hasta hoy. Es una petición a Atkasap, el dios bueno, para que lo proteja y Ayayema, representación del mal, se aleje de él.

La Fuerza Aérea de Chile inaugura una radio-estación en Puerto Edén en 1937. Ese hito cambia su vida. El primer jefe de la estación es el suboficial Carlos Gaymer, quien lo adopta junto a la niña Ana Rosales Ulloa, que se transforma en su hermana. Peteyem es rebautizado como Carlos Edén.

-Me recogieron de guagua. La separación fue brutal con mi gente. Me daban permiso para ir a jugar con los kawésqar chicos, pero no es que estuviera todo el día correteando con ellos. Me miraban diferente los cabros. Ellos andaban embarrados y yo limpio y hablaba español. Ahí se me fue perdiendo mi lengua kawésqar. No recuerdo nada. Por ética ahora no hablo nada en kawésqar.
Los niños kawésqar como él se reúnen día a día en la cocina de la estación a tomar desayuno bajo el cuidado de Raquel Verdugo, esposa de Gaymer.

-El desayuno era preparado amorosamente por la mamá Raquel. Después venían los juegos infantiles. Me subía a la antena de la radio estación de la que era imposible bajarme. Mi padre y los demás funcionarios corrían para rescatarme y ponerme en tierra firme. A causa de mis travesuras me castigaban. El “arresto” lo cumplía en un pequeño cuarto, ubicado en el segundo piso, en el dormitorio de mi abuelita Matilde. Gracias a la mamá Raquel pronto me levantaban el castigo.

Hace una pausa como si estuviera haciendo memoria. De pronto rememora sus viajes de niño en bote a ver alguna ballena varada.

-Recuerdo el olor a ballena cuando la faenaban. A la caza del lobo marino no iba. El espectáculo era fuerte. Muchos años después, papá Gaymer se arrepintió de la caza de lobos.

Su proceso de transición a lo “occidental” es brutal. No es el único. Las enfermedades propias de hombres blancos, como la tuberculosis, diezman a los kawésqar en Puerto Edén.

La familia Gaymer deja Puerto Edén, se traslada en barco a Valparaíso y es en ese viaje donde Carlos conoce las manzanas y otras cosas que nunca ha visto. Como no sabe qué son los autos, en la Avenida Pedro Montt Carlos sufre un accidente al caer de un taxi en movimiento tras abrir la puerta sin querer. El primer encuentro con sus primos Gaymer es traumático. Piensan que él es una especie de momia porque aún conservaba el vendaje del accidente que cubre toda su cabeza y cara y solo deja sus ojos libres. Luego fallece su madre Raquel de un tumor en el estómago, mientras su padre trabaja en Quintero.

 

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Santiago, 1950

Sin nadie que lo cuide el pequeño kawésqar llega a Santiago a la casa de su tío Alfredo. Entra al colegio Pan American en el paradero seis y medio de Gran Avenida, en San Miguel, donde le ponen su primer sobrenombre: El Chino.

-Fueron mis inicios del aprendizaje del inglés, ya que el director Mr. Grass era ciudadano británico. Dedicaba mi tiempo libre a salir con mis compañeros de curso, pasar las tardes en la Gran Avenida y jugar fútbol. Mi puesto era de arquero. Me decían El Araña Negra porque tenía pantalón, medias y camiseta negra. Nuestro rival era un curso del colegio Miguel León Prado y los lugares de enfrentamiento eran las antiguas canchas de Ochagavía. Desde esa época ya era de Colo-Colo. Mis primeros ídolos al arco fueron Carlos Espinoza de Everton, quizás porque salió campeón en esa época, y después Misael Escuti y el Sapo Livingstone. Las revistas Estadio y Barrabases eran mi predilección. La llegada del sábado o el domingo era otro acontecimiento porque íbamos al cine. La primera película que vi fue Los tres caballeros, de Disney. Veíamos las mexicanas de Pedro Infante y Jorge Negrete. Recuerdo las matinés del cine Metro y los paseos en un pequeño tren que estaba en Quinta Normal. Mi “hermana” Ana Rosales Ulloa entró interna en el María Auxiladora, colegio de monjas en el paradero 6 de Gran Avenida. Después fue trasladada al Convento de las Adoratrices de Viña del Mar y perdí el contacto para siempre con ella. Años después conocí su trágica historia y su triste fin. Quedó embarazada, de un día para otro desapareció de la casa donde trabajaba como nana y tiempo después encontraron su cuerpo. Murió de hambre con su hijo recién nacido entre los brazos.

De su llegada a la capital se acuerda de un espectáculo de equilibristas en la Plaza de la Constitución, que cruzan a través de un cable, desde el Hotel Carrera hasta el edificio del frente, usando una bicicleta o una moto.

-Me impresionó. También recuerdo estar en los hombros de papá Gaymer, rodeado de una multitud, viendo el paso de Carlos Ibáñez del Campo acompañando a Juan Domingo Perón en su visita de 1953 o recorrer las calles vacías de Santiago el día en que se supo en Chile de la muerte de Gabriela Mistral.

Iquique, 1956

Su adolescencia y juventud la pasa en Iquique. En esa ciudad estudia en un colegio inglés, donde aprende algunas nociones de ese idioma que le sería de utilidad más adelante.

-El colegio celebraba los 4 de julio de cada año la Independencia de Estados Unidos. Aprendí la historia de ese país, canciones en inglés como el himno de los marines. Fueron surgiendo otras amistades como los hijos del personal de la base aérea de la Fach. Nos hacíamos llamar Los Halcones Negros por una revista de cómics que relataba las aventuras y desventuras de un grupo de aviadores que luchaban durante la Segunda Guerra Mundial contra los malos. Yo era Chop-Chop en alusión a un “chinito” que ayudaba a Los Halcones Negros. Los halcones tenían un jefe semanal que era llamado El Halcón de Oro. Las actividades del grupo eran hacer cualquier maldad que impactara a los iquiqueños como cambiar de lugar un pequeño busto de O’Higgins que había en la ciudad. La hazaña fue publicada en el diario Tarapacá, algo de lo cual no nos podíamos vanagloriar por razones obvias.

A los 15 años entra a la Armada para convertirse en marino. A los 20, se siente enjaulado en la Escuela de Grumetes, se aleja de su familia adoptiva y se lanza a una vida patiperra por Puerto Montt y Concepción, lo más cerca posible de sus canales magallánicos. Su vocación viajera y nómade de kawésqar no la para nadie.

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Para las últimas elecciones presidenciales chilenas participó del comité del Frente Amplio de Nueva York.

Santiago, 1973

Durante el gobierno de Salvador Allende vive en Estación Central y, aprovechando su entrenamiento militar, se integra al MIR y se enfrenta a Patria y Libertad.

-La dirigencia de Patria y Libertad era una élite y le pasaban unas cuantas lucas a unos patos malos para armar los grupos de choque con linchacos. Los de la dirigencia solo se sacaban fotos con las camisas blancas, los cascos blancos y el símbolo de la araña. Íbamos a Providencia arriba de camiones y ahí nos bajábamos a pelear con ellos. El 11 de septiembre de 1973 me pilló en una sede del MIR en la población Gabriela Mistral, entre General Velásquez y 5 de Abril, al lado de la Villa Francia, pero no teníamos armas para resistir.

Argentina, 1978

Para escapar de los allanamientos en Estación Central se refugia en Argentina con la esperanza de organizar allá el nuevo “ejército libertador”. En Mendoza, cae preso y los militares argentinos lo trasladan a Buenos Aires.

-Me detuvieron por sospecha. En un cuartel me interrogaron, me preguntaron si era espía chileno en la casi guerra con Argentina. Me salvó el Mundial de Fútbol del 78. Antes del Mundial, llegaron veedores internacionales, el Comité de Migraciones Europeo y veedores de Estados Unidos. Como prisionero político fui llevado con esposas hasta el aeropuerto de Ezeiza y de ahí me recibieron como refugiado en EE.UU. Apenas caminaba. Parecía una película.

Nueva York, 1978

-Sin pasaporte, sin nada, llegué. Poquito antes del Mundial del 78. Llegué a Queens y ahí vi el primer partido del Mundial. Luego me hospitalizaron, me operaron, estuve tres años hospitalizado. En Argentina, me reventaron los oídos y quedé medio loco, andaba hablando puras cabezas de pescado. Después se me quitó. Me curé solo, no hubo tratamiento psicológico o psiquiátrico. Tenía sentimientos de culpa de dejar compañeros muertos, desaparecidos y me preguntaba porqué yo estaba aquí, porqué me había salvado. Le anduve haciendo al copete. Las actividades de solidaridad con Chile me chocaban. Iba porque era chileno y estaba reconocido por el movimiento de los exiliados, pero salía de ahí y volvía a caer como en un hoyo negro profundo.

Nueva York, 2018

Carlos Edén poco a poco se acostumbra a Nueva York, trabaja en una fábrica de ropa y decepcionado de la política tradicional, se enfoca en el activismo indígena. Para las últimas elecciones presidenciales chilenas participa del comité del Frente Amplio de Nueva York y en 2017 vota por primera vez desde el extranjero.

La historia de Carlos recuerda la de Yokcushlu, conocida como Fuegia Basket, y Elleparu, conocido por York Minister, dos kawésqar de Tierra del Fuego tomados prisioneros en 1830 por Robert FitzRoy, capitán del barco Beagle, y llevados a la fuerza a Inglaterra, donde fueron presentados ante la realeza y aprendieron inglés. Carlos sabe que su cultura original está en peligro de desaparecer y lo único que quiere es volver a su natal Puerto Edén, aunque de su pueblo originario solo sobreviven unos pocos. Es uno de los últimos kawésqar. Quizás por ese motivo su historia atrae a investigadores y artistas como Paz Errázuriz, quien lo fotografió en Nueva York a fines de los 90 para su serie Nómades del mar. Por esa exposición visita Puerto Edén por primera vez después de 50 años.

-Mi pueblo espera la extinción. Y no hay kawésqar en Nueva York. Solo soy yo. Como buen kawésqar, nunca me resfrío en invierno. Me resfrío en verano. Soy al revés.

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Justicia para Camilo Catrillanca, una de las luchas de Carlos Edén en Estados Unidos.
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Carlos Edén se ha transformado en un activista indígena en Nueva York. En esta foto aparece en una de las protestas por el asesinato de Camilo Catrillanca a manos a Carabineros.

 

Un kawésqar en Nueva York

Descendiente kawésqar reclama por derechos intelectuales en disco con cantos ancestrales

Los involucrados aseguran que en este registro sonoro hay varias familias, pero desde que se dio a conocer la situación sólo se hablaba de una línea genealógica.

El martes 13 de febrero de este año, la sala de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas rechazó un recurso de protección presentado por los familiares de la fallecida Margarita Molinari Edén, por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971. El reclamo se hizo en contra de la productora Etnomedia y Consultora Limitada, el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (ahora seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio) de Magallanes y un académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971.

La acción fue presentada por Margarita Vargas Molinari, nieta de Margarita Molinari. A pesar del traspié, la descendiente kawésqar busca presentar el recurso de protección nuevamente, y para ello cuenta con el apoyo del director ejecutivo de la Fundación Mi Patrimonio, Pedro Muñoz Hernández. Cabe señalar que la distribución del disco se detuvo.

Ante esta situación otros integrantes de la etnia kawésqar se informaron sobre el recurso de protección y escucharon el contenido del disco, descubriendo que no sólo estaban los cantos de Margarita Molinari Edén, sino también el de otros antiguos miembros, al menos el de cinco familias más. Esta situación llamó la atención de los descendientes, ya que estaban convencidos que sólo una familia estaba teniendo el problema, pero ahora saben que son más los involucrados y desean que este dato sea considerado en las gestiones futuras.

“Entonces con varios compañeros del pueblo y me dije aquí hay algo que no está bien, entonces concluimos que la señora no está enfocando bien las cosas. Creo que es súper necesario dejar las cosas en claro. Por eso hacemos esto ahora”, señaló María Luisa Renchi, quien representa a un grupo de kawésqar que pide aclarar la situación.

La descendiente indígena de igual forma entregó una carta, en donde se explica que los cantos han sido transmitidos de generación en generación a través de la oralidad. De igual forma se precisa, “hoy manifestamos nuestra tristeza pues algunos de estos cantos e historias se encuentran bajo el escrutinio de un juez, que poco conoce de nuestra historia. Hemos sido mutilados, separados, puestos en exhibición, asentados, sin derecho a navegar y sometidos a leyes que no entendemos. Nuestros son estos cantos que fueron replicados desde tiempos inmemorables para llegar a nosotros. Estos nos pertenecen a todos los miembros del pueblo kawésqar, se debe consagrar el uso responsable, pero este no puede recaer en la propiedad de nadie, así sea un miembro del pueblo. Así mismo con las investigaciones particulares de instituciones o personas que no pertenecen a nuestro pueblo. Queremos dejar esto de manifiesto, pues que quede bien claro la propiedad de la historia nos pertenece, a quienes poseemos un pasado ancestral en la Patagonia”.

Descendiente kawésqar reclama por derechos intelectuales en disco con cantos ancestrales

HOY EN CEMENTO FRESCO Radio Acción, 88.7 fm (Rio Grande)

«Las investigaciones sobre nuestros pueblos originarios se renuevan y fortalecen con el paso del viento. Ahora en manos de una joven científica, Lauriane Lemasson, que viajó desde Bretaña, un pueblo francés, hasta el sur del Estrecho de Magallanes, empujada por la pasión que le despierta el conocimiento, la belleza de los paisajes y las voces de la naturaleza. Esta noche vamos a juntarnos a hablar con ella en Radio Acción, 88.7 fm. Para llevar a cabo un trabajo así no sólo hay que disponer de una gran fuerza de voluntad, sino además de una sensibilidad extraordinaria. No se lo pierdan.»