Los involucrados aseguran que en este registro sonoro hay varias familias, pero desde que se dio a conocer la situación sólo se hablaba de una línea genealógica.
El martes 13 de febrero de este año, la sala de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas rechazó un recurso de protección presentado por los familiares de la fallecida Margarita Molinari Edén, por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971. El reclamo se hizo en contra de la productora Etnomedia y Consultora Limitada, el entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (ahora seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio) de Magallanes y un académico del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile por la difusión de cantos y relatos del pueblo originario, los cuales fueron recopilados en 1971.
La acción fue presentada por Margarita Vargas Molinari, nieta de Margarita Molinari. A pesar del traspié, la descendiente kawésqar busca presentar el recurso de protección nuevamente, y para ello cuenta con el apoyo del director ejecutivo de la Fundación Mi Patrimonio, Pedro Muñoz Hernández. Cabe señalar que la distribución del disco se detuvo.
Ante esta situación otros integrantes de la etnia kawésqar se informaron sobre el recurso de protección y escucharon el contenido del disco, descubriendo que no sólo estaban los cantos de Margarita Molinari Edén, sino también el de otros antiguos miembros, al menos el de cinco familias más. Esta situación llamó la atención de los descendientes, ya que estaban convencidos que sólo una familia estaba teniendo el problema, pero ahora saben que son más los involucrados y desean que este dato sea considerado en las gestiones futuras.
“Entonces con varios compañeros del pueblo y me dije aquí hay algo que no está bien, entonces concluimos que la señora no está enfocando bien las cosas. Creo que es súper necesario dejar las cosas en claro. Por eso hacemos esto ahora”, señaló María Luisa Renchi, quien representa a un grupo de kawésqar que pide aclarar la situación.
La descendiente indígena de igual forma entregó una carta, en donde se explica que los cantos han sido transmitidos de generación en generación a través de la oralidad. De igual forma se precisa, “hoy manifestamos nuestra tristeza pues algunos de estos cantos e historias se encuentran bajo el escrutinio de un juez, que poco conoce de nuestra historia. Hemos sido mutilados, separados, puestos en exhibición, asentados, sin derecho a navegar y sometidos a leyes que no entendemos. Nuestros son estos cantos que fueron replicados desde tiempos inmemorables para llegar a nosotros. Estos nos pertenecen a todos los miembros del pueblo kawésqar, se debe consagrar el uso responsable, pero este no puede recaer en la propiedad de nadie, así sea un miembro del pueblo. Así mismo con las investigaciones particulares de instituciones o personas que no pertenecen a nuestro pueblo. Queremos dejar esto de manifiesto, pues que quede bien claro la propiedad de la historia nos pertenece, a quienes poseemos un pasado ancestral en la Patagonia”.