Científicos del CONICET detectaron microplásticos y pigmentos en la atmósfera de la Antártida (13/12/2024, InfoFueguina)

Según un informe dado a conocer por el CONICET, el aire que se respira en la península Antártica tiene una amplia variedad de polímeros plásticos y tintes asociados principalmente a la industria textil; la composición más observada fue el algodón semisintético, aunque también encontraron poliamida, poliéster, polipropileno, poliacrilatos y poliacrilonitrilos.

Científicos del CONICET detectaron microplásticos y pigmentos en la atmósfera de la Antártida
Las partículas fueron analizadas durante 2023, aunque los resultados se dieron a conocer esta semana. Foto: CONICET La Plata

Por Redacción Infofueguina, viernes, 13 de diciembre de 2024 · 09:45

Científicos investigadores y especialistas del CONICET La Plata analizaron por primera vez el aire de la península Antártica, y detectaron la presencia de microplásticos y pigmentos utilizados en la industria textil.

Este hallazgo fue el resultado de un monitoreo continuo que se realizó en la estación científica argentina Base Carlini -ubicada en la Isla 25 de Mayo al norte de la península- mediante dispositivos que tomaron muestras de partículas atmosféricas consideradas como “sospechosas”. 

El análisis confirmó que el aire que se respira tiene una amplia variedad de polímeros plásticos y tintes asociados principalmente a la industria textil. Las partículas capturadas fueron analizadas durante 2023 con dos técnicas utilizadas para determinar la composición química de materiales extremadamente pequeños: microespectroscopía RAMAN y microespectroscopía de infrarrojo.

“Las muestras que estudiamos son microplásticos, es decir plásticos cuyas dimensiones no superan los 5 milímetros. En este caso, la mayoría de los ítems hallados tenía como máximo un milímetro de largo y 20 micras de ancho. Hablamos de piezas diminutas, teniendo en cuenta que una micra es la milésima parte de un milímetro”, explicó Lorena Picone, una de las investigadoras del CONICET que participó del análisis. 

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En base a los resultados, encontraron residuos de origen plástico en todas las muestras, y el 80 por ciento de lo analizado corresponde a microfibras sintéticas y semisintéticas utilizadas en la fabricación de vestimenta. La composición más observada fue el algodón semisintético, aunque también detectaron poliamida, poliéster, polipropileno, poliacrilatos y poliacrilonitrilos.

Además hallaron índigo, reactive blue 238, y ftalocianina de cobre, tres pigmentos utilizados en la fabricación de plásticos y tintes para vestimenta, que nunca antes habían sido reportados en el aire de la Antártida.

“Si bien los resultados publicados sugieren que, por los niveles y tipo de contaminación detectados, el transporte a corta distancia de la actividad humana local desempeña un papel importante, no se excluye la influencia de los patrones atmosféricos de gran escala que trasladen partículas de distintas fuentes a lo largo de miles de kilómetros, y es por eso que el paso siguiente será extender las tareas de monitoreo a nuevas regiones que permitan cotejar los hallazgos y complementar las conclusiones”, detalla el informe.

Micrófonos en los fondos del océano Antártico para entender la vida marina (Le Progrès – AFP, 18/02/2024)

Micrófonos en los fondos del océano Antártico para entender la vida marina (Le Progrès – AFP, 18/02/2024)

Un equipo de científicos escucha la fauna marina del continente blanco al sumergir micrófonos en sus profundidades. Es una aventura fascinante.

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Foto ilustrativa Sipa/James Whitlow Delano

En las profundidades del océano Antártico, micrófonos sumergidos registran sonidos de “naves espaciales” y una variedad de zumbidos “impresionantes”, explica la científica colombiana Andrea Bonilla, quien escucha la vida subacuática durante una expedición en los confines del continente blanco.

A 500 metros de profundidad

La bióloga de la universidad Cornell de New York sumerge a 500 metros de profundidad hidrófonos envueltos con titanio que registrarán estas ondas acústicas de los fondos durante un año entero.

Una vez descifradas, permitirán entender la conducta de los mamíferos marinos y sus desplazamientos durante el invierno austral, cuando el Antártico se vuelve casi inhabitable.

“Aquí se encuentran especies cuyos sonidos son impresionantes, literalmente como en Star Wars, parecen naves espaciales. Muy pocas orejas tienen el privilegio de oírlos”, declara la científica de 32 años, a bordo del ARC Simon Bolivar, un barco de la marina colombiana.

Tensión y entusiasmo

Andrea Bonilla, titulada de un doctorado en acústica marina, y los demás científicos a bordo de la décima expedición colombiana en la Antártida, recuperan también los micrófonos que habían sido colocados el año pasado durante una misión realizada por la marina turca.

Guiados por las coordenadas del GPS, el barco entra en la zona de encuentro. Para hacer que el hidrófono vuelva a la superficie, Andrea Bonilla activa la liberación del ancla que lo mantenía sumergido. Entonces, durante ocho minutos de tensión palpable, todo el equipo escruta detenidamente las aguas calmas hasta que, llevando alegría, aparezca una pequeña bandera extendida en la superficie.

Sus compañeros la felicitan sinceramente, y ella expresa su alivio. “Estoy super entusiasmada porque fue la primera vez que hicimos esta operación en estas aguas. […] Todo salió muy bien”, dice la científica colombiana alegremente.

Evaluar el impacto de la actividad humana

Una vez ya en tierra firme, analizará un año de grabaciones. “En un entorno marino, el sonido es fundamental”, afirma ella. Porque el ruido o las perturbaciones auditivas pueden dañar la comunicación de las especies o dificultar el desarrollo normal de actividades naturales como la caza.

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Foto ilustrativa Sipa/Chine Nouvelle

Estas investigaciones pretenden también que se evalúe el impacto de la actividad humana y de la contaminación a las que se exponen los mamíferos en uno de los lugares más protegidos del planeta.

“Zona marina protegida”

Otro objetivo es apoyar la propuesta, impulsada por Chile y Argentina desde 2012, de hacer que la península Antártica sea “una zona marina protegida”. Andrea Bonilla trabaja con espectrógrafos que representan visualmente las frecuencias sonoras. Las frecuencias medias y altas proceden de animales de tamaños diversos.

Sus descubrimientos no solo servirán para vigilar los mamíferos marinos sino para la investigación geofísica: los micrófonos captan las frecuencias bajas emitidas por los movimientos telúricos y el deshielo de los glaciares.

Pingüinos y ballena

Cerca del barco, una colonia de pingüinos camina sobre un témpano de hielo gigante en forma de tobogán mientras por encima de las aguas profundas, los investigadores observan una ballena jorobada que coge aire por una de las últimas veces antes de que el invierno la haga huir hacia las aguas más calientes del océano Pacifico.

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Foto ilustrativa Sipa/Chine Nouvelle

“Mi primer encuentro con una ballena fue con una ballena que cantaba, y pienso que esto cambió mi vida”, se acuerda la científica.

Después de alimentarse durante meses en la península Antártica y en el estrecho de Magallanes en Chile, miles de estos grandes mamíferos se encuentran entre junio y septiembre para que se reproduzcan en un corredor marino que se extiende desde el Sur de Costa Rica hacia el Norte de Perú.

Cantos armoniosos

Pero “hay también especies que viven sólo aquí”, subraya ella, como las focas de Weddell y las focas leopardos, que emiten cantos agudos de tonalidades distintas o composiciones armoniosas que proporcionan información sobre su conducta.

Andrea Bonilla se prepara para desenganchar un nuevo hidrófono y amarra la bandera roja en cima del tanque de titanio que servirá para que lo detecte en medio de las aguas cuando vuelva el año próximo. Durante la expedición, se sumergieron tres micrófonos, dos en el estrecho de Bransfield y uno en el paso Drake.

Fuente: https://www.leprogres.fr/environnement/2024/02/18/des-micros-dans-les-fonds-de-l-antarctique-pour-comprendre-la-vie-marine#Echobox=1708238993

Arquitectura Antártica: al rescate del patrimonio en un lugar estratégico del planeta (DICYT, 2/6/2021)

Arquitectura Antártica: al rescate del patrimonio en un lugar estratégico del planeta (DICYT, 2/6/2021)

La Base Presidente Eduardo Frei Montalva es una de las principales puertas de entrada para centenares de investigadores de todo el mundo. Un proyecto [relacionado con Arquitectura Antártica] busca analizar las condiciones de vida para un entorno habitable y acorde a los Tratados Internacionales

UCHILE/DICYT Ubicada en la isla Rey Jorge, la Base Eduardo Frei Montalva es una de las tres principales puertas de entrada a la Antártica. En 1959, el Tratado Antártico acordó promover la cooperación internacional para la investigación científica como destino de ese continente. Desde entonces, los científicos han llegado en cantidades cada vez más grandes y con necesidades cada vez más complejas.

Actualmente, el 51 por ciento de los países firmantes del tratado accede al Continente Blanco desde Chile o Argentina, ya sea por vía aérea o marítima. En la mayoría de los casos, los visitantes de este territorio realizan su primera detención en esta base chilena debido a su localización y gracias a que cuenta con pista de aterrizaje operativa todo el año. Como consecuencia, la base debe soportar una carga y organización logística significativa, lo que sitúa a Chile en una posición trascendental para el funcionamiento humano en la Antártica.

A lo largo del siglo XX, la arquitectura en la Antártica estuvo más bien enfocada en su funcionalidad práctica, que tenía por objeto fundamentalmente resguardar a sus ocupantes del clima extremo. Por ello, las construcciones por mucho tiempo fueron materia de ingenieros, pero ahora está atrayendo a arquitectos y diseñadores que quieren trasladar la estética, la eficiencia, la durabilidad y la sustentabilidad a la zona más fría del planeta.

Algunos edificios construidos en la antartida
Un ejemplo de la arquitectura Antártica

En esa línea, un equipo de investigadores y académicos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Claudia Torres, Laura Gallardo y Carlos Lange, junto al académico de la Universidad Técnica Federico Santa María, Sandro Maino, actualmente están implementando un proyecto FONDART 2021, denominado “Arquitectura Antártica y el confinamiento blanco. Análisis arquitectónico y antropológico de la cultura y formas de habitar en la Base Aérea Eduardo Frei M. 1969-2020”.

Para la académica, arquitecta e investigadora responsable del proyecto, Claudia Torres “el valor patrimonial de la Base Aérea Eduardo Frei está en la construcción histórica de un poblado en condiciones climáticas extremas, que surge en formato de colonización con campamentos de las Fuerzas Armadas (Bases), para ampliarse a instalaciones de dominio territorial y soberanía integrando a civiles y familias que en comunidad habitaron un asentamiento con espacios arquitectónicos básicos que fueron diseñados para desarrollar actividades familiares, sociales y laborales”.

Asimismo, explica que, si bien el Estado de Chile llegó a la Antártica en 1947, esta Base se implementó en 1969, consolidándose en 1980 con la construcción del “Aeródromo Teniente Rodolfo Marsh”. Posteriormente, como efecto del Conflicto por el Beagle entre Chile- Argentina, se incorporaron viviendas familiares en el año 1984, lo que dio origen al poblado chileno más austral del país. “En Villa las Estrellas, durante más de 30 años, cohabitaron de forma armónica, familias, investigadores, fuerzas armadas y civiles, en espacios compartidos y de cotidianidad generado una ‘cultura chileno-antártica’”.

Sin embargo, señala la especialista, hoy la Base Aérea Eduardo Frei Montalva presenta serios problemas técnicos de conservación arquitectónica. Producto de esta situación, el año 2018 se evacuó a todas las familias de “Villa las Estrellas”, quedando esta zona abandonada y en condición de ruina arquitectónica. Se ha descontinuado la idea de “poblado”, volviendo a conformarse como un “campamento” al igual que sucede en otras Bases Antárticas.

Ante esta situación, y con el claro interés de proyectar una base que pueda responder a la demanda nacional e internacional, el equipo investigativo desarrollará un estudio arquitectónico que además considera la relevancia estratégica en términos ecológicos de la Antártica, territorio que tiene la reserva de agua dulce más grande del planeta. Esta riqueza natural patrimonial se ha visto fuertemente afectada por el cambio climático, por lo que el equipo busca además conjugar su propuesta con el cuidado ambiental mediante una acción controlada y sustentable de las actividades humanas, tal como se establece en los documentos generados a partir del Tratado Antártico.

Características de la arquitectura de la Base Eduardo Frei Montalva

A nivel geográfico, la Base está emplazada estratégicamente, cruzando la Península Fildes, entre el Mar de Drake y el Estrecho de Bransfield, señala la arquitecta Claudia Torres. Describe además que “a escala urbana presenta una organización de volúmenes dispersos, propio de un crecimiento en etapas y sin una planificación estratégica. Es decir, se conforma básicamente por el equipamiento institucional de la Armada, la FACH y el INACH, también por “Villa las Estrellas”, que le da al conjunto la condición de poblado».

“La arquitectura es representativa de las lógicas del diseño modular de los últimos 30 años del siglo XX, con volúmenes de posicionamiento inorgánico sin espacios vinculantes entre ellos. Las edificaciones de poca altura son herméticas y de características materiales y morfológicas diseñadas para lograr contener condiciones aceptables de confort térmico. En el poblado, se habita “dentro” de los espacios arquitectónicos o “fuera” de ellos, exponiéndose de forma directa a las adversas condiciones climáticas”, detalla la experta.

Tras la experiencia mundial de la vida en confinamiento debido a la pandemia, los investigadores consideran que la base Eduardo Frei Montalva “constituye un paradigma del confinamiento, donde las condiciones extremas del emplazamiento y medio ambiente no solo conlleva el aislamiento del resto del país. La falta de acceso a equipamiento y servicios también da cuenta de diferentes niveles de reclusión interior y limitaciones en los desplazamientos y funciones cotidianas, producto de las bajas temperatura, el viento y la nieve, lo que se puede comprender como un ‘confinamiento blanco’».

Esta condición será incorporada al estudio y al trabajo interdisciplinario que realizará el equipo, que -junto con valorar la Base Eduardo Frei Montalva como un lugar estratégico para el planeta- también lo visualiza como parte del patrimonio natural, científico y arquitectónico de Chile.

Fuente: https://www.dicyt.com/noticias/arquitectura-antartica-al-rescate-del-patrimonio-en-un-lugar-estrategico-del-planeta

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Nuevas especies y posibles extinciones: el impacto del cambio climático en biodiversidad antártica (DICYT, 28/01/2020)

Nuevas especies y posibles extinciones: el impacto del cambio climático en biodiversidad antártica (DICYT, 28/01/2020)

Un estudio [sobre la biodiversidad antártica] revela nuevos tipos de moluscos bivalvos, lapas, algas y caracoles; la posible extinción de erizos, o la eventual invasión del cangrejo subantártico.

UCHILE/DICYT Hasta 1°C por década ha sido el ritmo de incremento de la temperatura en la Antártica, de acuerdo al Explorador Antártico de temperaturas desarrollado por integrantes de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la U. de Chile. En el período 2025 a 2044, en tanto, las simulaciones climáticas realizadas por investigadores del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y el Centro de Modelamiento Matemático de la Casa de Bello predicen un aumento de 0,5°C a 1,5°C de las temperaturas y entre un 5 a 8 por ciento en las precipitaciones del Continente Blanco.

El impacto de este escenario sobre algas, fauna y microorganismos de la zona antártica y subantártica es el foco principal del proyecto Anillo en Ciencia Antártica “Genomics Antarctic Biodiversity”, trabajo liderado por los académicos de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Elie Poulin y Julieta Orlando. La iniciativa, impulsada junto a investigadores de la Universidad de Magallanes, Austral, Católica de Chile y de Concepción, desarrollará este verano su segunda campaña de investigación para predecir el destino de la biodiversidad de este lugar único en el mundo ante el calentamiento global, todo esto a partir del estudio del ADN de distintas especies.

Ocho personas compondrán el equipo del proyecto que viajará a la Antártica este verano con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH). El primer grupo, a cargo de la profesora Orlando, tiene como objetivo recoger muestras de pingüinos y otras aves marinas en las Islas Shetland del Sur, zona que recorrerán a bordo de la Karpuj, lancha científica perteneciente al INACH. Un segundo grupo, en tanto, se embarcará en el buque Aquiles de la Armada para buscar bacterias e invertebrados de agua dulce e invertebrados intermareales en distintos puntos de la Península Antártica.
 

Hallazgos científicos

La primera expedición a la Antártica, realizada durante el verano de 2019, permitió avances clave en el estudio de la diversificación y evolución de la biodiversidad marina de estos ecosistemas. Ocho artículos científicos ISI publicados y otros en proceso de revisión son algunos de los resultados de este trabajo que integra además la formación de estudiantes de postgrado y la investigación de postdoctorados.

El proyecto ha impulsado investigaciones de alto impacto, destacadas como un aporte a la ciencia antártica y al entendimiento de las implicancias del cambio climático. La línea de trabajo con pingüinos, por ejemplo, ha permitido identificar “una alta conectividad genética entre poblaciones distantes de la variedad barbijo, hallazgo que plantea una mayor resiliencia de esta especie al cambio climático. Estos resultados contrastan con los análisis en pingüinos papúa, que no muestran conectividad entre sus colonias distantes”, comentó el profesor Poulin.

El descubrimiento de nuevas especies de moluscos bivalvos y lapas, así como el posible hallazgo de nuevos tipos de algas y caracoles, son también parte de los logros del proyecto durante 2019. A esto se suma, entre otros avances, dos estudios sobre la filogenia completa (parentesco genético) entre géneros de lapas y de pingüinos, labor que permitió identificar que los procesos de diversificación de estas especies se iniciaron al final del Mioceno, en estrecha relación con los cambios climáticos que marcaron este periodo que se extiende entre 25 a 5 millones de años atrás.

“El cambio climático, combinado con el aumento de las actividades humanas, tanto científicas como turísticas, hacen cada vez más probable la posibilidad de ver una o varias especies exóticas establecerse en la Antártica, con el riesgo que se transforme en una especie invasora”, comentó el profesor Poulin respecto a la línea de trabajo que busca determinar la probabilidad de que el cangrejo subantártico Halicarcinus planatus pueda establecerse en la Antártica, especie que a la fecha registra una aparición en la Península Antártica.

El págalo grande o skúa, ave caracterizada por su gran tamaño y agresividad, es una de las especies estudiadas en el marco de este proyecto.
El págalo grande o skúa, ave caracterizada por su gran tamaño y agresividad, es una de las especies estudiadas en el marco de este proyecto.

Los modelos predictivos desarrollados por el proyecto plantean además que el calentamiento global afectará la distribución y abundancia de varias especies de erizos sobre el Plateau de Kerguelen, llevando a la extinción de la especie incubante Abatus cordatus hacia el fin del siglo. Estos estudios y otras investigaciones internacionales, advierte el profesor Poulin, anticipan cambios en los ecosistemas marinos antárticos para las próximas décadas. «La mayor parte de las especies endémicas de Antártica sufrirán una reducción de su área de distribución. Un caso emblemático es el del pingüino emperador, donde modelos de nichos que integran datos demográficos, predicen en algunos casos la casi desaparición de esta especie al final del siglo», afirmó.

Fuente: https://www.dicyt.com/noticias/nuevas-especies-y-posibles-extinciones-el-impacto-del-cambio-climatico-en-biodiversidad-antartica

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