Pinturas rupestres del sur de la Patagonia Argentina tienen 3.100 años de antigüedad (Dicyt 2 de enero 2024)

Científicas del CONICET dataron por primera vez representaciones/pinturas rupestres de la Patagonia Argentina, halladas en el campo volcánico Pail Aike (Santa Cruz)

CONICET/DICYT El campo volcánico Pali Aike está ubicado en la zona más austral del desierto patagónico, en el límite entre la provincia de Santa Cruz y la región chilena de Magallanes, a pocos kilómetros del estrecho del mismo nombre. Un paisaje desafiante en el que cuesta imaginarse, a ojos del presente, cómo era la vida de las personas que hace miles de años lo transitaban en busca de alimento y refugio. Pero la arqueología, y en particular el estudio del arte rupestre, brinda conocimiento acerca de la cotidianidad de estas comunidades nómades del pasado, al investigar señales que quedaron plasmadas en cuevas, aleros y paredones. El análisis se centra tanto en forma, tamaño, y distribución en el espacio de estas representaciones, como en la antigüedad y composición de las mezclas pigmentarias.

Un trabajo reciente publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports, de dos investigadoras de CONICET, reveló aspectos desconocidos y novedosos sobre representaciones rupestres halladas en el sur de Santa Cruz. En el alero Romario Barría, localizado en la cuenca del Río Gallegos, las científicas obtuvieron los primeros fechados radiocarbónicos directos por AMS de pinturas rupestres del sur de Patagonia. Los estudios mostraron que estas representaciones tienen una antigüedad de más de 3.100 años, cuando se creía que tenían como máximo 2000 años. Asimismo, fue posible establecer un orden cronológico en el uso de los colores (rojo, blanco y negro) y determinar la composición de las mezclas pigmentarias utilizadas.

Según concluyen las científicas en el trabajo publicado, estos resultados proporcionan las primeras dataciones de las actividades pictóricas en el campo volcánico Pali Aike, asignadas al denominado Estilo Río Chico, extendiendo su antigüedad alrededor de 1000 años.

El estilo Río Chico es un estilo de figuras geométricas realizadas mediante trazos lineales y el color que predomina es el rojo, en el cual están realizadas más del 90 por ciento de las representaciones. El negro y el blanco son minoritarios.

“Lo que nos mostraron las dataciones radiocarbónicas realizadas por Alejandro Cherkinsky, investigador del Centro de Estudios de Isótopos Aplicados de la Universidad de Georgia (EE.UU), es que el rojo es el color que ha sido más utilizado desde 3.120 ±60 años A.P. (Antes del Presente). Mientras que el rojo se utilizó durante miles de años, el negro, en cambio, se comenzó a usar durante los últimos 760 años A.P., razón por la cual son mucho menos frecuentes los motivos en este color. De todas formas, es necesario que realicemos más dataciones para confirmar esto”, explica Judith Charlin, investigadora del CONICET en el Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH, CONICET), co-autora del trabajo junto con la investigadora Liliana Manzi, del Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU, CONICET). Al mismo tiempo que se lamenta porque “la muestra de pintura blanca no tenía la cantidad suficiente de materia orgánica para ser fechada, así que no tenemos ninguna cronología absoluta para el uso de ese color, aunque suponemos que fue anterior al negro, según lo indican las superposiciones de motivos negros sobre blancos”.

Esta actividad pictórica está relacionada con un aumento en la intensidad de ocupación de sitios en la región durante los últimos 3.500 años AP. Los diferentes eventos pictóricos sugeridos por la superposición de motivos, las variaciones tonales y las cronologías directas obtenidas en Romario Barría indican un uso prolongado y recurrente del sitio.

En general, las representaciones rupestres del campo volcánico Pali Aike se encuentran en sectores del paisaje que no están relacionados precisamente con sitios de habitación, como sucede por ejemplo en Cueva de la Manos al noroeste de Santa Cruz, sino que sirvieron como marcadores en el paisaje de zonas de aprovisionamiento de recursos, como fuentes de rocas para la manufactura de artefactos líticos, o grandes lagunas y cursos fluviales, donde se concentraba la fauna: guanacos, choiques u otro tipo de aves. “Los sitios con representaciones rupestres que estudiamos en general están asociados con vías o sectores de circulación. El estudio de su ubicación en el paisaje, a través de los sistemas de información geográfica (SIG), muestra que estos sitios no se encuentran asociados con lugares donde haya mucha abundancia y diversidad de restos arqueológicos”, detalla la arqueóloga.

Las técnicas y materiales utilizados

Las científicas infieren que para la realización de la mayoría de las pinturas estudiadas fueron utilizados los dedos, como también lo sugiere la existencia de positivos de falanges en otros sitios arqueológicos de la región.

“Con respecto a las técnicas, sabemos que se han usado los dedos y también alguna suerte de pincel que pudo estar hecho a partir de restos vegetales o de pelos de guanaco o humanos. Aunque no hay evidencias al respecto, y es muy poco lo que sabemos, nos damos cuenta por las diferencias en el ancho de los trazos cuándo se trata de dedos y cuándo de pinceles. Pero eso es algo que estamos evaluando de acuerdo a cómo se dispersa la pintura. Estamos haciendo análisis de huellas dactiloscópicas, denominadas paleodermatoglifos, algo innovador para nuestro país. Lo estamos haciendo con gente especialista en criminalística. Hemos ido al campo a tomar huellas digitales en las pinturas rupestres para identificar sexo y edad de los/las pintores/ras”, describe la investigadora.

Con respecto a los materiales que se utilizaron, los análisis de la composición de las pinturas rojas – -que fueron realizados con la técnica denominada espectroscopía Raman- indicaron que el pigmento más utilizado en tiempo y espacio es la hematita y procede de los afloramientos volcánicos de la región. El basalto, alterado por meteorización, que es el proceso de transformación de color, textura, composición o firmeza de rocas y minerales a partir de la acción del agua o el ambiente, produce la hematita. Así, las científicas también logran concluir que la materia prima para hacer las pinturas fue obtenida localmente.

“Para obtener las muestras que datamos raspamos la superficie de las pinturas en una porción muy pequeña para no dañar la conservación de estas evidencias. Tenemos análisis en marcha por difracción de rayos X en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA para identificar la composición de los pigmentos negros y blancos. Por el momento, lo que sabemos de los negros es que no parecen ser de carbón, sino óxido de manganeso, y los blancos, carbonatos. Pero estos análisis están en marcha y aún no tenemos los resultados. Y lo que hay hecho en la zona anteriormente es muy escaso”.

Finalmente, las científicas destacan que los fechados radiocarbónicos realizados fueron posibles porque en las mezclas pigmentarias, además de haber sido utilizados minerales que son los que dieron el color a las pinturas, fueron agregadas otras sustancias orgánicas, que se denominan “aglutinantes”, porque permiten darle consistencia a la mezcla de los pigmentos. Estos parecen haber sido restos vegetales, según ciertos indicadores, pero también hay evidencia en otros lugares del uso de huesos de fauna molidos o pulverizados. “En la meseta central de Santa Cruz, se habla también de uso de tejido y grasa de herbívoros (muy probablemente guanacos) y albumina (clara) de huevos de cauquén o choique. Por eso, lo que se está datando de estas pinturas es justamente la parte orgánica de su composición”, concluye Charlin.

Fuente: https://www.dicyt.com/noticias/pinturas-rupestres-del-sur-de-la-patagonia-argentina-tienen-3-100-anos-de-antiguedad

Una investigación reconstruye la historia de los pueblos originarios de Tierra del Fuego (DYCIT, 16 de octubre 2023)

Científicas del CONICET estudian los objetos de los yaganes

Yaganes o Yámanas, Selk’nam u Onas, Kawésqar o Alakaluf son los nombres que se daban a sí mismos y que les dieron los exploradores a los pueblos que habitaban el archipiélago fueguino al momento del contacto con los europeos a partir del siglo XVI. Las fotos de estas personas, sus rostros, cuerpos y gestos, retratan un momento dado y, a su vez, inmovilizan miles de años de historia en ese instante. “La profundidad histórica de los pueblos originarios de Tierra del Fuego es difícil de rastrear, pero no imposible. La colonización intentó borrar la memoria oral, y tampoco quedaron testimonios escritos por los propios originarios, ni pintados en cuevas, ni grandes construcciones”, señala la arqueóloga del CONICET María Paz Martinoli. Sin embargo, señala la científica, a partir del trabajo arqueológico de las y los científicos del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC, CONICET) sostenido por décadas, se ha logrado recuperar artefactos y restos que posibilitan reconstruir esa historia como un enorme rompecabezas enterrado en distintos lugares de la isla.

“Sabemos, por ejemplo, que el poblamiento de la costa sur comenzó unos ocho mil años antes del presente. Allí encontramos sólo los restos de las herramientas de piedra que los cazadores-recolectores realizaban para llevar a cabo sus actividades cotidianas, y algunas marcas que dejaron sus fogones, como huesos de animales que les sirvieron de alimento o de materia prima. Mil años después comenzaron a aparecer en esta zona los concheros, grandes acumulaciones que se forman a partir del desecho de los restos de valvas que comían, pero que también usaban para la confección de herramientas y adornos. Ese material orgánico nos permitió conocer detalles del modo de vida de estos pobladores originarios”, relata Martinoli, especializada en el estudio de restos de mamíferos marinos en sitios arqueológicos, que con su trabajo persigue entender el aprovechamiento de estos animales por parte de los grupos originarios.

La investigadora detalla que esas comunidades usaban los huesos de los animales -ballenas, lobos marinos, guanacos, aves- para confeccionar utensilios y herramientas, como arpones, cuñas para separar las cortezas y hacer las canoas o punzones. Pero además eran usados para hacer adornos personales y objetos de decoración, especialmente entre los 6400 y los 4400 años antes del presente. “Con las piedras tampoco se quedaban atrás: hacían raspadores con los que preparaban los cueros, raederas que les servían para el corte y preparación de distintos materiales, distintos tipos de puntas de armas con las que cazaban, e incluso hace alrededor de 1500 años antes del presente empezaron a aparecer las puntas de flecha”, precisa Martinoli.

Tal como explica la especialista, esos modos de vida y de relacionarse con la naturaleza se interrumpieron a partir de la conquista y la colonización europea y criolla de Tierra del Fuego, que se dio desde la segunda mitad del siglo XIX en adelante y, a diferencia de otros lugares del país, se mantuvo en manos de misioneros religiosos y estancieros, con escasa presencia estatal. El establecimiento de misioneros anglicanos en la bahía de Ushuaia y las misiones salesianas al norte de la isla tuvieron como denominador la interrupción de la vida nómade de éstos pueblos, la separación de las familias, el hacinamiento, la enseñanza de los respectivos evangelios e idiomas de origen (inglés o español), y las epidemias de tuberculosis y otras enfermedades externas a la región, que llevaron a un trágico descenso de las poblaciones nativas.

El estudio de numerosos textos de viajeros, misioneros y etnógrafos, junto a fotografías de la época sobre el pueblo Yagan, permitió a las y los científicos del CONICET observar que algunas prácticas orientadas a la subsistencia resistieron al proceso de transculturación occidental: desde las canoas, los hombres usaban los arpones para la captura de lobos marinos y las mujeres remaban sentadas para perseguir a las presas entre el oleaje con gran habilidad. Así lo explica Ana Butto, arqueóloga del CONICET, quién se especializa en el relevamiento y análisis de las colecciones patrimoniales arqueológicas, etnográficas y contemporáneas, y aclara: “Otras prácticas fueron adoptadas más velozmente por los nativos, como el uso del pantalón y camisa o vestido”.

Entonces comenzó, según Butto, el borramiento de los pueblos originarios, tanto de manera física como de manera simbólica. ”Desde comienzos del siglo XX la vida de los Selk´nam, Yaganes y Kawésqar pasó a transcurrir como trabajadores urbanos o rurales, hablantes del idioma castellano y estudiantes escolarizados en un relato estigmatizante de la diversidad cultural. También como ciudadanos de estados-nación que veían en los indígenas un obstáculo que debía superarse para construir una nación blanca y civilizada, que ´descendía de los barcos´ y que excluía por lo tanto todo aquello pensado como ´otro´: lo indio, lo negro, lo mestizo”, relata Butto.

Con la fundación de la ciudad de Ushuaia en 1884 y la llegada de agentes gubernamentales, continúa explicando la científica, los misioneros anglicanos se mudaron a otras localidades y en 1916 cerraron las misiones, pero mantuvieron sus estancias en Puerto Harberton y Punta Remolino, que se convirtieron para algunos Yaganes en un lugar de trabajo como peones de estancia, así como de cierto refugio ante ataques de mineros y buscadores de oro del norte de la isla. “El otro gran agente de colonización del territorio fueguino fueron las estancias laneras, que se instalaron en el territorio desde 1885, cuando los estados argentino y chileno comenzaron a entregar tierras en el sector noroeste de la isla. Los siguientes años se extendieron muchas concesiones de tierra a empresas extranjeras y a la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, de capitales chilenos; entregando así la mayoría de los territorios habitados ancestralmente por los Selk´nam”, agrega Butto.

Tal como indica la investigadora, en la actualidad “somos testigos de procesos de readscripción étnica, esto quiere decir, de resurgimiento de comunidades indígenas que luchan por la reivindicación colectiva de su diferencia cultural. Por ello, en los últimos años advertimos la visibilización y la aparición en la arena pública de muchas comunidades indígenas que no eran contempladas por las políticas públicas y que exigen el reconocimiento de sus derechos”, concluye la investigadora.

Fuente: https://www.dicyt.com/viewNews.php?newsId=47353

Realizan acto por el “Último día de la libertad de los pueblos originarios de América” (Infofueguina, 14 de octubre 2022)

Realizan acto por el “Último día de la libertad de los pueblos originarios de América” (Infofueguina, 14 de octubre 2022)

La actividad se desarrolló en el Círculo Ceremonial de Jornadas de Paz y Dignidad, impulsada por la Subsecretaría de Gestión, Promoción y Fortalecimiento de Derechos y Organización Comunitaria. El propósito fue conmemorar los 530 años de resistencia. Se trata de una actividad sancionada por Ordenanza Municipal desde 2016.

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Realizan acto por el “Último día de la libertad de los pueblos originarios de América” (Infofueguina, 14 de octubre 2022) 2

Fuente: https://www.infofueguina.com/tu-ciudad/ushuaia/2022/10/14/realizan-acto-por-el-ultimo-dia-de-la-libertad-de-los-pueblos-originarios-de-america-67826.html

Especialista del CADIC explica razones de la falta de centollas en TDF (Infofueguina, 08/09/2023)

Se trata del biólogo e investigador Gustavo Lovrich (CADIC-CONICET), quien aclaró que si bien la centolla “no es una especie en extinción, los rendimientos de la pesca son cada vez menores” debido a la “sobre pesca” realizada en la Isla en los últimos años, tanto del lado argentino como del chileno. Por su parte, el reconocido chef de Ushuaia, «Lino» Adillon, reconoció que “para proteger el ecosistema debemos estar permanentemente alertas al impacto que pueda generar el hombre”.

Especialista del CADIC explica razones de la falta de centollas en TDF

Por Redacción Infofueguina, viernes, 8 de septiembre de 2023 · 12:56

El biólogo e investigador Gustavo Lovrich (CADIC-CONICET) explicó las razones de la falta de centolla en Tierra del Fuego y atribuyó la situación enunciada a la “sobre pesca” realizada en la Isla en los últimos años, tanto del lado argentino como del chileno.

De todos modos, el especialista aclaró que no se trata de “un especie en extinción” sino de que “los rendimientos de la pesca (de dicho producto) son cada vez menores”

En diálogo con FM Master’s, Lovrich observó que  este fenómeno se viene registrando “durante las últimas dos décadas”, en la que “son una minoría los ejemplares hembras en edad reproductiva que tienen huevos”.

“Esto ocurre no solamente aquí, sino también en Chile, donde la extracción de pesca es muy importante”, señaló, para alertar luego que “se trata de un muy mal signo, porque indica que la población no está saludable”.

El profesional explicó que “en una población saludable, por el contrario, de lo que sucede ahora, la mayoría de hembras en edad reproductiva deberían tener huevos”.

“La centolla demora siete años hasta llegar a la madurez sexual, el momento en el cual se puede reproducir” y que “las hembras se encuentran con los machos una vez al año y desde enero hasta octubre, llevan los huevos (de 30 mil a 150 mil), hasta el momento en el que nacen las larvas”.

Además precisó que “en los primeros estadíos de las centollas, debido a la fragilidad y poca supervivencia en esta instancia, se refugian en los gigantes bosque sumergidos de macroalgas (de la especie Macrocystis pyrifera o ‘cachiyuyo’) que bordean la costa fueguina”.

Tras anotar que “el principio de la extracción de poblaciones naturales es que se saca lo que crece de más” porque “de esa manera, se sabe que ese excedente se va a reponer, y entonces se puede volver a sacar”, Lovrich lamentó que “en la actualidad, estamos sacando el capital y no los intereses de esas poblaciones”.

“Ese capital se va agotando y el resultado es que no vemos hembras con huevos”, alertó, y advirtió que “si no fiscalizamos lo que ocurre, no vamos a conseguir buenos resultados” en dicha actividad, con el agravante de que como la centolla “está en el código genético de Ushuaia y Tierra del Fuego, hace a nuestra identidad y también es parte del turismo, como destino gastronómico”.

En ese sentido, consideró que el asunto “tiene que ver con el cuidado del ambiente y del mar que queremos preservar y que, muchas veces, desconocemos”.

En el mismo sentido, el reconocido chef local Luis “Lino” Adillon, reconoció que la centolla es el protagonista principal de lo que él llama el “recurso mar” de Tierra del Fuego y que, inclusive, “en el Canal de Beagle, muchísimos mejillones bivalvos, erizos, cholgas, almejas (blancas, negras, navajas), caracoles y una infinidad de peces, entre los que se destaca el róbalo, además del pejerrey y sardinas”.

“Los artesanos tienen acceso a una amplia canasta de recurso alimentario”, resaltó Adillon, quien agregó que “por otro lado, en la corriente circumpolar antártica tenemos la codiciada merluza negra y un poco de savorín y cojinova, que son productos de alta gama”.

En ese marco, comentó que “nosotros, como restorán, tratamos de brindar conocimiento a nuestros clientes, un conocimiento que proviene de los pescadores artesanales, de las lecturas y de la información que nos brindan los científicos del CADIC”.

El Chef aseguró que, en su restorán, siempre elige los productos de la pesca artesanal, antes que los industriales, porque los primeros “los obtenemos inmediatamente: frescos y recién sacados del agua”, por lo que “sólo optamos por los industriales cuando están agotados los de cercanía”.

Adiilon coincidió con Lovrich en que “para proteger el ecosistema debemos estar permanentemente alertas al impacto que pueda generar el hombre”, y en que “es un gran error suponer que somos capaces de manejar la naturaleza y eso se pone de manifiesto en el hemisferio norte, con el saqueo y el deterioro que ha hecho el hombre en el mar; allí, tenemos un ejemplo de lo que puede ocurrir si hacemos un mal manejo”.

“Hay que estar atentos y tener mucho cuidado, porque la sed del hombre por ganar plata lleva a la destrucción”, alertó.

Se llevó a cabo en Río Grande el primer acto oficial en conmemoración del Día del Genocidio Selk’nam (Gobierno de Tierra del Fuego, 25/11/2022)

Acto 7

Este viernes se llevó a cabo en Río Grande el primer acto oficial en conmemoración del Día del Genocidio Selk’nam. Participaron autoridades provinciales, locales, legisladores y legisladoras, concejales, miembros del Pueblo Nación Selk’nam, vecinos y vecinas de la provincia.

Fuente : https://www.tierradelfuego.gob.ar/blog/2022/11/25/se-llevo-a-cano-en-rio-grande-el-primer-acto-oficial-en-conmemoracion-del-dia-del-genocidio-selknam/

El aniversario del Día del Genocidio Selk’nam fue instituido por Ley por la Legislatura de Tierra del Fuego AIAS el año pasado, estableciendo el 25 de noviembre como día de duelo provincial.

En su discurso, la Secretaria de Derechos Humanos y Diversidad, Abigail Astrada, sostuvo que “gracias a que el año pasado se modificó la ley que establecía el Día del Aborígen Fueguino, hoy nos encontramos realizando el primer acto oficial del Día del Genocidio Selk’nam. Esto es un hito para la comunidad y para toda la provincia”.

“Dejamos atrás un día de festejo y conmemoramos un día de duelo provincial, en memoria de nuestros pueblos nativos y en reconstrucción de nuestra historia fueguina”, agregó.

Asimismo, la funcionaria expresó que “sabemos bien que el Pueblo Selk’nam es originario de Tierra del Fuego y que sigue habitando las tierras del Estado Argentino. Ellos fueron víctimas de la colonización, del destrato y del arrebato de sus derechos humanos, tal como se puede referenciar en los secuestros de nativos Selk’nam que eran llevados a Europa para ser exhibidos en los zoológicos humanos. Esto era uno de los arrebatos a sus derechos”.

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“Transitamos el camino de reparación y visibilización del Pueblo Selk’nam, reconociéndolos como sujetos vivos, como cuidadores de nuestro acervo cultural, como sujetos de derechos. Estas son las familias que resistieron el genocidio en Tierra del Fuego y que hoy se encuentran con nosotros”, recalcó.

Finalmente, Astrada subrayó que “el pueblo Selk’nam está vivo y lo más importante es que resistió y sigue resistiendo a la vulneración de derechos”.

Por su parte, Miguel Pantoja, miembro de la comunidad Selk´nam, dijo que “quiero agradecer a todas las personas que estuvieron involucradas en la reforma de la ley, fueron muchas y estoy seguro que delante nuestro, detrás nuestro y a nuestro lado están los antiguos”.

“Para nosotros es un día de duelo. Un día como hoy ocurrió una masacre, que no fue la primera ni la última. No fue solo un día, fueron tres décadas del peor genocidio. Se cometieron crímenes de lesa humanidad que todavía no han sido reconocidos”, declaró y aseguró que “quiero recordar simplemente que somos un pueblo vivo, porque existe un paradigma de que somos un pasado sin presente, que existimos en vitrinas y museos. Esto no es así, aquí estamos y necesitamos que se fomenten más y mejores políticas públicas para que tengamos una mejor realidad”.

Para concluir, María Salamanca, mujer Selk´nam, manifestó que “estamos a 136 años de los actos cometidos por las exploraciones de estos territorios. Quiero agradecer a quienes han trabajado en este reconocimiento. Duele aceptar que esto haya pasado con mi pueblo. Sin embargo acá estamos presentes”.

“Quisiera pedir que el reconocimiento de este genocidio se mantenga por siempre. Vamos a seguir vivos por siempre en nuestros hijos y nietos, porque llevamos sangre Selk´nam”, expuso.

El evento concluyó con números artísticos.

Nuevas evidencias arqueológicas permiten entender la presencia española en la Patagonia (DICYT, 2 de septiembre, 2022)

Nuevas evidencias arqueológicas permiten entender la presencia española en la Patagonia (DICYT, 2 de septiembre, 2022)

Los restos arqueológicos de uno de los enclaves defensivos y productivos instalados por la Corona Española entre 1779 y 1810 en Península Valdés dan cuenta de un establecimiento precario y permiten entender la presencia española en la Patagonia.

Plano Bahia San Jose 1779
Plano y descripción del puerto ô bahia de San José, año 1779. / Fundacao Biblioteca Nacional Rio de Janeiro (Brasil). Colección De Angelis. Cartografía ARC.023,06,022

CONICET/DICYT En el marco de las Reformas Borbónicas, el rey Carlos III toma la decisión de proteger y fortalecer su presencia en territorios indígenas en América. Este proyecto colonizador incluyó la instalación de cuatro enclaves en la costa atlántica patagónica. Un equipo de investigación arqueológica multidisciplinario del CONICET estudia los vestigios de los asentamientos del Fuerte San José y el Puesto de la Fuente, erigidos entre 1779 y 1810 en Península Valdés (Provincia del Chubut), para poder comprender los modos de vida, la complejidad de las relaciones interétnicas entre colonos y las poblaciones nativas y las estrategias de supervivencia en contextos de escasez y hostilidad. “Lo que queda en los almacenes está todo sumamente pasado (harina margas, sacos engusanados). Este almacén está muy inundado de ratas pues es el primero que se hizo y se comen todas las harinas y menestras”, reza uno de los documentos que las investigadoras registraron.

Las arqueólogas Silvana Buscaglia, del Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas (IMHICIHU, CONICET), y Marcia Bianchi Villelli, del Instituto de Investigaciones en Diversidad y Procesos de Cambio (IIDyPCa, UNRN-CONICET), trabajan hace más de veinte años en el estudio de la colonización española de la costa patagónica y, a partir del año 2014, sumaron al equipo a Solana García Guraieb, del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), y a Augusto Tessone, del Instituto de Geocronología y Geología Isotópica (INGEIS, CONICET-UBA). En estos años, los integrantes del equipo han publicado numerosos trabajos sobre el asentamiento del Fuerte San Jorge.

“El Fuerte San José tiene algunas características especiales que lo diferencian del resto de los enclaves que se establecieron en la región. Fue un asentamiento precario, subsidiario del Fuerte Nuestra Señora del Carmen. Poco tiempo después, frente a la necesidad de agua dulce, fue creado el Puesto de la Fuente, un establecimiento complementario de carácter productivo situado en proximidades a la Salina Grande a unos 30 kilómetros del fuerte. Ambos asentamientos fueron habitados por una pequeña población militar que rotaba anualmente; perduraron por un período de treinta y un años, hasta que en 1810 las tensiones con las poblaciones indígenas desembocaron en un ataque, ocasionando la muerte de la mitad de sus ocupantes”, cuenta Buscaglia.

Según indica el equipo de investigación, existe mucha documentación acerca del carácter y de las intenciones de la Corona Española a la hora de establecerse en ciertos sitios que consideraba estratégicos.

“Los establecimientos fueron pensados como enclaves fronterizos por ser explícitamente defensivos, con ellos se esperaba reafirmar la presencia española frente a los avances ingleses en la región, que fueran resguardos en los puertos naturales y que actuaran de apoyo para la explotación de recursos marinos y de sal disponibles en el área. Como la corona centralizaba el abastecimiento de las poblaciones y la única comunicación que tenían con el Río de la Plata era la vía marítima, cumplieron también la función de incorporar los puertos al sistema de intercambio colonial”, describe Bianchi Villelli.

Para conocer algunas características de las personas que permanecían en el Fuerte, Solana García Guraieb y Augusto Tessone trabajaron desde la bioarqueología, que permite dar cuenta del perfil biológico de las poblaciones del fuerte San José.

“Pudimos obtener mucha información a partir de estudios osteológicos y bioquímicos. Detectamos un camposanto y pudimos contrastar la información documental acerca del perfil biológico, masculino y adulto, de los pobladores, así como sus condiciones de salud precarias. La ocupación estuvo signada por enfermedades como el escorbuto. Los análisis de isótopos estables mostraron características acerca de la dieta e indicaron una diversidad de destinos de procedencia de sus residentes, incluyendo posiblemente regiones del caribe”, asegura García Guraieb.

Con respecto a las relaciones interétnicas, las investigadoras hacen énfasis en su carácter complejo y variable y en el dinamismo y reconfiguración constante de los vínculos interculturales a lo largo del espacio y el tiempo. “De este modo, en el caso del Fuerte San José observamos que desde el plano discursivo las referencias en Península Valdés muestran un gran vacío hasta 1787, al menos dentro del corpus documental relevado en el Archivo General de la Nación. En los últimos años de ocupación del Fuerte los documentos describen a las poblaciones indígenas como predominantemente hostiles y sus contactos con los pobladores del Fuerte se relacionan con agresiones físicas, muertes y robos”, aclara Buscaglia.

El Fuerte que no fue

En los primeros acercamientos al sitio, las investigadoras consultaron mapas y distintas fuentes de información y detectaron discrepancias entre ellos. Por ejemplo, frente a la Isla de los Pájaros (Istmo Florentino Ameghino en la Península Valdés), existe hoy en día una réplica de lo que habría sido la capilla del fuerte San José construida con fines turísticos y conmemorativos de la gesta colonizadora. Sin embargo, a medida que avanzaron las investigaciones, se detectó que esa construcción está inspirada en realidad en la capilla colonial de la Ciudadela de Montevideo (Uruguay). Debido a una confusión en los archivos entre la batería de Montevideo y el fuerte patagónico, ambos con el mismo nombre, los planos rioplateneses se asignaron erróneamente a Península Valdés. “Estábamos paradas en el campo y recordábamos los planos y notábamos un importante desfasaje con esa narrativa. Las verdaderas instalaciones del San José se realizaron con materiales precarios. Era un fuerte de palos y cueros sin buenas condiciones de abrigo, alimentación y con escasez de agua dulce”, describe Bianchi Villelli.

Este es uno de muchos de los ejemplos de este tipo de contraste entre el relato histórico tradicional y la evidencia histórica y arqueológica: “La perspectiva de la arqueología histórica, que integra, por un lado, el examen crítico de la información documental y, por el otro, un abordaje interdisciplinario para el estudio de distintas líneas de análisis arqueológico y bioarqueológico, nos está permitiendo reevaluar los discursos tradicionales sobre un proceso complejo y multidimensional como es el colonialismo en Patagonia”, enfatiza Buscaglia.

Fuente : https://www.dicyt.com/noticias/nuevas-evidencias-arqueologicas-permiten-entender-la-presencia-espanola-en-la-patagonia