Este viernes se llevó a cabo en Río Grande el primer acto oficial en conmemoración del Día del Genocidio Selk’nam. Participaron autoridades provinciales, locales, legisladores y legisladoras, concejales, miembros del Pueblo Nación Selk’nam, vecinos y vecinas de la provincia.
El aniversario del Día del Genocidio Selk’nam fue instituido por Ley por la Legislatura de Tierra del Fuego AIAS el año pasado, estableciendo el 25 de noviembre como día de duelo provincial.
En su discurso, la Secretaria de Derechos Humanos y Diversidad, Abigail Astrada, sostuvo que “gracias a que el año pasado se modificó la ley que establecía el Día del Aborígen Fueguino, hoy nos encontramos realizando el primer acto oficial del Día del Genocidio Selk’nam. Esto es un hito para la comunidad y para toda la provincia”.
“Dejamos atrás un día de festejo y conmemoramos un día de duelo provincial, en memoria de nuestros pueblos nativos y en reconstrucción de nuestra historia fueguina”, agregó.
Asimismo, la funcionaria expresó que “sabemos bien que el Pueblo Selk’nam es originario de Tierra del Fuego y que sigue habitando las tierras del Estado Argentino. Ellos fueron víctimas de la colonización, del destrato y del arrebato de sus derechos humanos, tal como se puede referenciar en los secuestros de nativos Selk’nam que eran llevados a Europa para ser exhibidos en los zoológicos humanos. Esto era uno de los arrebatos a sus derechos”.
“Transitamos el camino de reparación y visibilización del Pueblo Selk’nam, reconociéndolos como sujetos vivos, como cuidadores de nuestro acervo cultural, como sujetos de derechos. Estas son las familias que resistieron el genocidio en Tierra del Fuego y que hoy se encuentran con nosotros”, recalcó.
Finalmente, Astrada subrayó que “el pueblo Selk’nam está vivo y lo más importante es que resistió y sigue resistiendo a la vulneración de derechos”.
Por su parte, Miguel Pantoja, miembro de la comunidad Selk´nam, dijo que “quiero agradecer a todas las personas que estuvieron involucradas en la reforma de la ley, fueron muchas y estoy seguro que delante nuestro, detrás nuestro y a nuestro lado están los antiguos”.
“Para nosotros es un día de duelo. Un día como hoy ocurrió una masacre, que no fue la primera ni la última. No fue solo un día, fueron tres décadas del peor genocidio. Se cometieron crímenes de lesa humanidad que todavía no han sido reconocidos”, declaró y aseguró que “quiero recordar simplemente que somos un pueblo vivo, porque existe un paradigma de que somos un pasado sin presente, que existimos en vitrinas y museos. Esto no es así, aquí estamos y necesitamos que se fomenten más y mejores políticas públicas para que tengamos una mejor realidad”.
Para concluir, María Salamanca, mujer Selk´nam, manifestó que “estamos a 136 años de los actos cometidos por las exploraciones de estos territorios. Quiero agradecer a quienes han trabajado en este reconocimiento. Duele aceptar que esto haya pasado con mi pueblo. Sin embargo acá estamos presentes”.
“Quisiera pedir que el reconocimiento de este genocidio se mantenga por siempre. Vamos a seguir vivos por siempre en nuestros hijos y nietos, porque llevamos sangre Selk´nam”, expuso.
Lucas Míguez fabrica canoas artesanales. Con una de ellas hará una expedición de 1.200 kilómetros a la Isla de los Estados, Tierra del Fuego. Alma, pasión y arte.
Míguez (derecha) prepara el viaje con ocho tripulantes. Fotos: Ariel Grinberg.
11/08/2022 11:11/ Actualizado al 11/08/2022 11:11
La lija va y viene sobre la madera, en el piso se acumula aserrín y el olor a barniz gana terreno, desde que llegás hasta que te vas. Las paredes lucen remos y distintas canoas cuelgan del techo.
En este taller, la carpintería naval es una artesanía que se rige por métodos de trabajo y herramientas de antaño.
Acá, todo lo que se construye, sea remo o canoa, es a pedido y se hace a mano. Cada pieza es única y tratada con diferentes detalles de terminación.
Este lugar está en Tigre y comparte espacio con un taller mecánico, ubicado adelante. Entre ruidos de motores, bujías y baterías, salen los remos y canoas más buscados de la zona.
Pero en su interior no solo se hacen trabajos a pedido de clientes, también se está construyendo la canoa más grande del país para llevar adelante una travesía que tiene como destino final la Isla de los Estados, un archipiélago de triple administración (gobierno de Tierra del Fuego, Administración Nacional de Parques Nacionales y Armada Argentina).
El origen de la expedición nació una mañana de la estricta cuarentena en la que Lucas Míguez, carpintero naval al mando del taller, se levantó con la idea en la cabeza.
Primero le pareció un disparate y creyó que no iba a tener apoyo, hasta que finalmente encontró ocho personas más para embarcarse en la aventura.A los 48 años, Míguez lucha para que su oficio no se extinga. Foto: Ariel Grinberg.
“La cuestión de todo esto es disfrutar el viaje y que sea lindo para nosotros. Nadie quiere hacer algo heroico y ponernos en riesgo. Solo queremos hacer una travesía que hasta el momento no se hizo”, dice.
Según se describe, el proyecto tiene una duración de 27 meses y se divide en dos etapas. La primera, que se inició en enero de 2021, consiste en la indagación, relevamiento, preparación, construcción de la canoa y los primeros entrenamientos.
La segunda, que empezará en enero de 2023, durará tres meses y corresponderá al período de travesía.
“La idea es comenzar la etapa de navegación desde Ushuaia, hacer el cruce del Estrecho De Le Maire y hacer la circunvalación de la Isla de los Estados. Esa etapa duraría un mes, pero todo va a depender de lo que suceda. La isla es compleja, tiene muchos fiordos. Más o menos calculamos 1.200 km, ingresando a los fiordos clave”, explica Míguez.
En una mesa sostenida por tablones, además del pegamento para encolar, lijas, pinceles, martillos, serruchos, mate y bizcochitos, se despliegan cartas navales. Allí se planifican distancias y se analizan puntos de partida y de llegada.
Un objetivo es demostrar que en una embarcación tradicional, construida con dedicación, se puede hacer una travesía increíble.Lucas Míguez, carpintero naval y navegante
“Este viaje tiene muchos objetivos, primarios y secundarios. El primario es la construcción de una embarcación y demostrar que, en una embarcación tradicional, bien construida y con dedicación, se puede hacer una travesía increíble. Y después están los secundarios, que son más personales. A mí me interesa la parte de arqueología, la parte de naufragios», dice Míguez.
Y agrega: «Nuestra madrina es arqueóloga (Dolores Elkin) y un poco queremos acompañar su trabajo con relevamientos. Juntar información y que a futuro se hagan investigaciones. Sobre todo, en el sur de la Isla de los Estados.”
La canoa para la expedición tiene 7.80 metros de longitud (eslora) y 1.30 de ancho (manga). Está construida con madera canadiense, cedro paraguayo, nogal salteño y va a ser la primera en tener cubierta. Además, va a contar con espacios como si fuese un gran kayak.El trabajo sobre la canoa con la que navegará alrededor de la Isla de los Estados, Tierra del Fuego.
“Nosotros empezamos a fabricar canoas hace 25 años y en ese mismo tiempo comenzamos a hacer turismo. Primero con canoas chicas, hasta que un día empezamos a hacer un modelo tradicional canadiense que era para seis personas y nos largamos con circuitos cortos por el Delta, con gente sin experiencia en el remo: grupos familiares, grupos extranjeros. Esta vez, para esta travesía, decidimos que tenga 50 centímetros más. No se fabrican tan grandes”, cuenta Míguez.
Todos los miembros de la expedición participan en la construcción de la canoa y los remos. En el proyecto escrito, aclaran: “Esta metodología asegura que los participantes conozcan hasta el más mínimo detalle de la embarcación, pudiendo resolver situaciones de averías en el material durante la navegación”.
Nos agarró una sudestada, fue terrible. La tormenta se levantó y tuvimos una lucha continua entre las olas. Desaparecieron kayakistas.Lucas Míguez, carpintero naval y navegante
Finalizada la construcción de la canoa, viene la etapa de entrenamiento técnico y la puesta a punto de la embarcación.
Durante ese período, la consigna esrealizar remadas de larga distancia y de complejidad técnica y buscar situaciones extremas para ver el comportamiento de la tripulación y su capacidad para resolver imprevistos.
“A veces vamos a Martín García y hacemos distancias de 120 km, pero le vamos a meter más intensidad en la etapa de los últimos seis meses. Sobre todo, con la canoa del viaje. Ahora estamos mucho en la parte de meteorología, de aprendizaje, de construcción, de información, de equipos y de trámite», detalla.
«Vamos a un lugar que pertenece a la Armada, a Parques Nacionales y que está administrado también por Tierra del Fuego. Esa triple administración implica un triple de permisos. La isla es una reserva. Por eso los trámites llevan tiempo. El municipio de Tigre, por suerte, va a declarar esto como de interés municipal y después vamos a ver si lo declaramos de interés provincial. Nos ayudaría con el tema de los recursos”, dice.El taller de Míguez, que creció junto al río, está en el Tigre. Foto: Ariel Grinberg.
Míguez hace hincapié en la cuestión meteorológica y en estudiar bien el clima. No quiere que se repita la situación extrema que vivió en 2017, yendo a un encuentro en la Isla Martín García.
“Nos agarró una sudestada, fue terrible. Desaparecieron kayakistas. La tormenta se levantó a las cinco de la tarde y tardamos dos horas y media en una lucha continua entre las olas. Según Prefectura, eran de tres metros. Ese día aprendimos que la base es la meteorología y no tomar decisiones apresuradas. De hecho, después hicimos unos cuantos cruces a la Isla Martín García sin poner en riesgo nuestras vidas, como aquella vez.”
Hijo e’ Tigre
Míguez tiene 48 años, nació en Tigre y nunca abandonó su ciudad. En los ’90 empezó a remar y hacer travesías largas. “Acá remás y, si no, el río en algún momento llega a vos”, dice como máxima. Su padre trabajó en barcos areneros y su abuelo también. Siempre vivió a cuadras del río y aprendió a hacer canoas para no tener que irse de su amado lugar de origen.
“Estuve siempre en contacto con el agua. Una vez que vas al agua, volvés siempre”, dice y se sonríe, mientras se ceba un mate. Tuvo un paso por la carrera de Arqueología y después de seis años de transitar los pasillos de la universidad, decidió volcarse al oficio que le generaba pasión y placer. “No volví más a la facultad y me dediqué de lleno a las canoas, remos y excursiones”, dice.
En el medio hizo lutería: fabricó violines. Aprovecha y muestra la estructura de un contrabajo que nunca llegó a terminar. “Pero siempre mantuve lo de la construcción de remos, porque es lo que conozco, vivo, siento y disfruto”, aclara.Junto con la construcción de la embarcación, el grupo estudia detalles de la travesía.
Aprendió carpintería naval gracias a distintos maestros con los que se cruzó y a través de la lectura de libros. Uno de sus principales objetivos, a partir de esta travesía a la Isla de los Estados, es seguir transmitiendo los conocimientos de un oficio en extinción: construir botes de madera y poder repararlos, como hicieron los primeros carpinteros de la zona.
“Se producía una cantidad increíble de botes en Tigre y de repente no se producen más. El conocimiento está a dos personas de perderse. Si bien existe información en Internet, lo que te brinda un maestro es distinto. Nosotros apuntamos a eso: al oficio y al maestro. No al curso de Internet ni a lo virtual”, reflexiona.
Y añade: “Tenemos esta posibilidad de salvar el oficio, tratando de concientizar a la gente de su valor y de lo que significaría perderlo. Para mí, los maestros deben formar discípulos. A veces, los oficios mal entendidos hacen pensar que transmitir algo que cayó en desuso no vale la pena».
«Ahora se hacen botes de plástico y eso no sólo condena la posibilidad de seguir construyendo, sino también el patrimonio cultural tangible de Tigre y de los miles de botes de club que hay en la zona. Hoy, si te comprás un bote de madera y se te rompe, no te lo repara nadie. Por eso, parte de nuestro proyecto es poner en valor este patrimonio cultural y hacerle una llamada de atención a quien corresponda”, concluye.
El film “Terre de Feu” fue realizado por una expedición francesa en 1925 y generó material filmográfico sobre la vida de los pueblos Selk’nam, Kawésqar y Yagan.
La Dirección de Desarrollo Audiovisual de la Secretaría de Cultura de la Provincia, a través de la Embajada de Francia en Argentina y la Cinemateca de Toulouse realizó la proyección del film “Terre de Feu”, que consta de un registro documental inédito de los pueblos originarios de la Patagonia, realizado por una expedición francesa a principio del siglo XX.
Dicho evento culminó con un conversatorio con la participación de integrantes del pueblo Selk’nam y del pueblo Yagan Paiakoala, la Secretaría de Pueblos Originarios y la Dirección Provincial de Museos y Patrimonio Cultural.
Esta película fue filmada en 1925, durante una expedición en barco organizada por la Sociedad francesa de Geografía por la Patagonia y Tierra del Fuego. Su proyección fue posible gracias a las gestiones del Gobierno de la Provincia, la Embajada Francesa en Argentina y la Cinemateca de Toulouse.
Del evento participaron la Ministra de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología, Analía Cubino; la Secretaria de Justicia de la Provincia, Daiana Freiberger; la Secretaria de Pueblos Originarios, Vanina Ojeda y la Secretaria de Cultura, Lucía Rossi.
Cabe destacar, que en la actividad estuvieron presentes Margarita Angélica Maldonado, María Angélica Salamanca, Nicole Bailone, Carmen Ojeda, María Vargas, Daniela Bogarín, mujeres líderes de los pueblos Selk’nam y Yagan Paiakoala de nuestra provincia.
Al respecto, la secretaria de Pueblos Originarios, Vanina Ojeda aseguró que lo que se destaca de la proyección es “la incorporación curricular de historia de los Pueblos Nativos, avance que, no hubiera sido posible sin la participación y acompañamiento de los pueblos originarios de la provincia”.
Por su parte, el Director Provincial de Desarrollo Audiovisual, Rodrigo Tenuta, explicó que la proyección se posibilitó “a través de un contacto con el área audiovisual de la embajada de Francia y, a partir de ahí, con la cinemateca de Toulouse”.
“Se trata de un material restaurada de 33 minutos, que no se había visto hasta el momento. Tuvimos acceso a una copia parcial, porque parte de esta película se perdió con el pasar del tiempo” detalló.
Así se desliza a raíz de la investigación que se está realizando con científicos del CADIC en Ushuaia y también próximamente en la Antártida, donde se expone sobre esta circunstancia que va en detrimento de las especies y los humanos.
Una investigación de la cual participan científicos del Centro Austral de investigaciones Científicas (CADIC) develó la presencia de microplásticos en aguas del Atlántico Sur, con el peligro que esto supone para el ecosistema marino y la salud humana.
Ignacio Chiesa, científico investigador del Cadic, contó hoy en diálogo con LRA10 Nacional Ushuaia que los microplásticos «son basicamente partículas de origen plástico de tamaño muy pequeño, que van desde los 0.001 a 0.005 ml», y que se genera por el desgaste de los plásticos que usamos en nuestra vida cotidiana.
«Un tupper, una bolsa, una tapita de gaseosa: eso llega a los ambientes naturales y con el paso del tiempo se desgasta, y se transforman en microplásticos. Hubo un boom hace 15 años en el estudio de estas particulas que contaminan los ambientes naturales, y Argentina no quedó afuera por esa movida», explicó.
Chiesa amplió con que los estudios realizados en el Canal se iniciaron en los organismos costeros ventónicos invertebrados, que son dos tipos de moluscos y caracoles, y consideró que la aparición de estas nanopartículas «no es para nada sorprendente».
«Eventualmente esos bichos nosotros los terminamos consumiendo, como es el mejillón. La gente al saber esto primero se alarma: ¿Qué es eso de que estamos comiendo microplásticos? La realidad es que está en todos los ambientes, en el agua, aire y lo estamos respirando. Que aparezca en el Canal Beagle, por más prístino que sea, no es sorprendente, hay hasta en la Antártida, el Ártico ya sea en el agua o en los bichos», enfatizó el científico.
«El mejillón es un bicho que se la pasa filtrando, entonces lo que sucede en el cuerpo de ese mejillón es un reflejo de lo que está ocurriendo en la columna del agua. Son altos los niveles de contaminación, y hay otro problema no menor: es probable que la concentración de estas partículas en el agua o estos bichos esté cambiando todo el tiempo, va aumentando porque nosotros producimos más plástico y ese es liberado, queriendo o sin querer, en el agua o ambientes naturales», alertó.
Es un hallazgo de investigadores en arqueología y geología de los Estados Unidos. Estiman que los primeros en llegar habrían sido las comunidades yaganes que han habitado en Chile y Argentina. La líder del descubrimiento contó detalles a Infobae
Un equipo de investigadores de los Estados Unidos encontró huellas que indicarían que miembros de las comunidades indígenas de América del Sur arribaron y residieron con estadías cortas en las Islas Malvinas mucho antes que el marinero inglés John Strong en 1690. Los resultados de la investigación se publicaron hoy en la prestigiosa revista Science Advances de la Asociación Estadounidense para el Avance de las Ciencias.
Hasta ahora, se ha sostenido que exploradores europeos habían sido los primeros en pisar las islas Malvinas. Sin embargo, los resultados de un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Maine, liderados por la investigadora Kit Hamley, indican lo contrario: sostienen que hubo presencia humana antes de la llegada de los europeos.
En diálogo con Infobae, hoy la científica Hamley dijo: “Aunque no podemos estar seguros, consideramos que el pueblo indígena que más probablemente haya visitado las Malvinas fue el pueblo yagán, cuyas comunidades descendientes aún están presentes tanto en Chile como en Argentina”. Y agregó: “Los relatos etnográficos de los yaganes en la época sugieren que los mamíferos marinos y las aves marinas, principalmente los pingüinos, eran sus principales fuentes de alimento. Eran cazadores marítimos muy hábiles que habrían tenido la capacidad de navegar hasta las Malvinas”.
Al visitar en diferentes expediciones y hacer excavaciones en las Islas Malvinas, Hamley y sus colegas encontraron huesos de animales, registros de carbón vegetal y otras pruebas de las islas Malvinas y las examinaron en busca de indicios de actividad humana mediante la datación por radiocarbono y otras técnicas de laboratorio. Una huella de la actividad humana antes de la llegada de los europeos -según los investigadores- procede de un registro de carbón vegetal de 8.000 años de antigüedad recogido en una columna de turbera de la isla Nueva.
Según los investigadores, el registro mostraba indicios de un marcado aumento de la actividad de combustión en el año 150 de la era cristiana, y más picos abruptos y significativos de combustión en los años 1410 y 1770 de la era cristiana, el último de los cuales se corresponde con el asentamiento europeo inicial.
Los investigadores también recogieron muestras de lobos marinos y pingüinos en la Isla Nueva, cerca del lugar donde un propietario descubrió una punta de proyectil de piedra que coincide con la tecnología que los indígenas de América del Sur han utilizado durante los últimos 1.000 años. Los huesos estaban amontonados en montones en un sitio. La ubicación, el volumen y el tipo de huesos indican que los montículos fueron probablemente ensamblados por humanos, según los investigadores estadounidenses.
¿Por qué las comunidades indígenas no se habrían quedado a habitar las Islas Malvinas de manera permanente?, preguntó Infobae. “Hasta la fecha, ha aparecido muy poco material cultural en las Islas Malvinas. Esto que sugiere que es poco probable que los indígenas sudamericanos vivieran allí durante largos períodos de tiempo. Cuanto más grande sea la población humana y más larga la duración de la ocupación, más artefactos se esperaría que dejaran. Esta es una cuestión que ciertamente necesita un examen más profundo, pero nuestro estudio apoya la idea de que la visita indígena fue probablemente breve y por un pequeño número de personas”, contestó Hamley.
Para tener más respuestas, los investigadores ya están planificando los próximos pasos. “Nuestro siguiente paso en esta investigación es ponernos en contacto con las comunidades descendientes de los yaganes para comprobar su interés en trabajar juntos para crear una asociación que permita seguir explorando estas líneas de investigación. Las comunidades indígenas son las verdaderas poseedoras del conocimiento del pasado y creemos que la colaboración reforzaría enormemente la comprensión de estos y otros acontecimientos anteriores”, dijo Hamley a Infobae.
En marzo pasado, el Gobierno de Tierra del Fuego había anunciado que se inscribió a la Comunidad Indígena Yagan Paiakoala de Ushuaia. A partir de ese momento, la provincia pasó a tener dos pueblos originarios -los Selk’nam y los Yaganes- reconocidos por el Estado nacional.
En 1833, la ocupación británica de las islas Malvinas fue durante operación militar del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda. En 1982 el conflicto desencadenó la guerra entre ambos países. Y la Argentina mantiene aún su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas ante Naciones Unidas. Al respecto, la científica aclaró: “No soy investigadora en ciencias políticas y el período del que hablamos en nuestro trabajo es anterior a estos acontecimientos, e incluso a los países implicados en esas disputas. Lo que creo que es realmente emocionante de este hallazgo es que habla de nuestra historia humana más amplia, y del ingenio de los pueblos indígenas, que fueron los primeros exploradores en el lugar”.
Hamley es investigadora graduada de la Fundación Nacional de Ciencias del Instituto de Cambio Climático de la Universidad de Maine. Una de las puntas iniciales del hallazgo fue una inquietud que ha preocupado hasta el mismo naturalista Charles Darwin en el siglo XIX. En las Islas Malvinas, existió un zorro, el guará, que se extinguió, y muchos se han preguntado cómo había llegado esa especie al lugar tan austral. Se lo considera un mamífero nativo que residía en las islas Malvinas en el momento de la llegada de los europeos. La caza posterior acabó con la especie en 1856, y pasó a ser el primer cánido extinto del registro histórico de la humanidad. También lo llaman zorro-lobo malvinense.
Hamley ahora plantea la hipótesis de que los humanos podrían haber introducido la especie en el archipiélago antes del asentamiento europeo. Muchos rechazaron antes esta teoría por falta de pruebas científicas, pero los últimos hallazgos del equipo de Hamley reabren esa posibilidad. “Es posible que los indígenas sudamericanos hayan domesticado al guará, como hicieron con otros zorros y cánidos, y los hayan llevado a las islas durante sus viajes y estancias de corta duración”, señaló.
Durante una expedición a las Islas Malvinas en 2018, Hamley y sus colegas encontraron tres muestras de huesos de guará en la granja de Spring Point. La datación por carbono y el análisis isotópico revelaron que los animales cuyos huesos se analizaron tenían una dieta basada en el mar que consistía principalmente en depredadores marinos de alto nivel” como los leones marinos y las focas de piel, una dieta similar a la de los sudamericanos indigenistas marinos en la prehistoria, según los investigadores. Aunque estos hallazgos podrían reflejar la búsqueda de comida en la costa, podrían ejemplificar los alimentos que sus potenciales homólogos humanos se procuraban y comían.
“Por el momento, no se han identificado huesos fósiles de guará en Sudamérica”, informó la científica a Infobae. “Sin embargo, también hay un poco de debate sobre si el guará y el Dusicyon avus eran realmente especies separadas y no sólo poblaciones distintas de la misma especie”, agregó. El Dusicyon avus es otra especie de cánido cuyos restos fósiles se han encontrado en el actual territorio de Argentina, Uruguay y Brasil y se lo considera extinguido.
“La fecha de extinción de D. avus se ha adelantado recientemente a hace sólo unos cientos de años, lo que sugiere que su historia de interacción con los humanos fue mucho más larga de lo que se pensaba, incluso durante el período de tiempo en el que nos centramos en nuestro artículo”. Se han encontrado fósiles del pariente continental más cercano del guará, el Dusicyon avus, en muchos contextos arqueológicos, incluido un yacimiento Loma de los Muertos, en la actual provincia de Río Negro, Argentina.
En este yacimiento argentino, un individuo joven de ese animal data de aproximadamente 2.900 años antes de Cristo y fue enterrado de la misma manera que los enterramientos humanos cercanos. “Esto demostró que los zorros se habían integrado en la sociedad más allá de ser un carroñero de campamento. Es otro punto que necesita más investigación para aclarar la relación entre D. avus y el guará, y para identificar los contextos arqueológicos específicos en los que aparece D. avus”, resaltó la investigadora.
Hamley realizó su investigación durante tres expediciones a las Islas Malvinas en 2014, 2016 y 2018. Durante el viaje de 2016, participó en un programa través del cual los científicos dan a los estudiantes secundarios un vistazo a su trabajo a través de actualizaciones de la expedición en vivo, chats de Twitter y videos.
“A medida que el mundo se calienta, esperamos que nuestra creciente comprensión de la historia precolonial de las Malvinas ayude a los responsables de la toma de decisiones a equilibrar las necesidades de la vida silvestre y de las personas, que dependen del ecoturismo, la pesca y otras industrias”, dijo Jacquelyn Gill, investigadora en paleoecología de la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. en un comunicado, y coautora del trabajo. “Apenas estamos empezando a reconstruir el papel que desempeñaba la gente en las Malvinas antes del asentamiento europeo. Debido a los siglos de colonialismo en el continente, se perdió gran parte del conocimiento oral sobre este período. La ciencia occidental necesita actualizarse, y esperamos que los trabajos futuros se realicen en colaboración con los indígenas actuales de la región; sus antepasados fueron los primeros expertos aquí”, comentó Gill.
“Los resultados de la investigación publicada en Science Advances liderada por Hamley son valiosos porque permiten comparar los cambios ambientales en las Islas Malvinas y la Patagonia continental durante los últimos 10.000 años. Hubo otras investigaciones previas hace más de 20 años. Ahora, están creando un registro independiente. Hoy es importante preguntarse cómo llegó ese carbón vegetal a las turberas de las Islas Malvinas. En el trabajo publicado, se considera al carbón como indicio de la actividad humana, pero también podría haber otras causas de su presencia en el lugar que también son consideradas por los investigadores de Estados Unidos. Considero que aún se necesitarán encontrar más pruebas directas sobre la ocupación de comunidades indígenas al archipiélago previa a la de los europeos, comentó a Infobae María José Figuerero, investigadora del Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
En “Mi sangre yagán”, Víctor Vargas Filgueira recorre relatos desconocidos de sus ancestros y cómo fueron colonizados. Infobae Cultura dialogó con el autor
“Yo soy miembro de un pueblo en el que el rostro de mi abuelo ilustra la tapa del libro Mi sangre yagán, ahua saapa yagán (La Flor Azul)”. Así se presenta Víctor Vargas Filgueira, de 50 años, que sigue viviendo en los mares del sur de sus ancestros, en Ushuaia, y cuya obra combina historia oral e investigación sobre uno de los pueblos originarios más olvidados.
Quizás la razón se encuentre en las continuas matanzas que provocaron que miles de yagán (también yagan o yámana) se hayan convertido sólo en cien sobrevivientes en apenas tres décadas. Aquellos hombres de las canoas que eran avezados cazadores de lobos de mar, de delfines y que recolectaban todo tipo de moluscos, desde almejas a erizos, fueron objeto de la persecución para que sus territorios fueran convertidos en estancias inglesas, es decir, que transformaran las tierras ancestrales en favor del colonialismo de principios del siglo XX.
Pero el libro muestra una cotidianidad de un pueblo desconocido, pero que está acá, en el sur, y a su vez revela cómo el diezmar a los yagán limitó el conocimiento sobre la cultura de los mares del sur.
Orundellico, su nombre yagán, o Jemmy Button, el que le colocaron los secuestradores
Uno de los yagán más conocido, por las penurias sufridas a mano de Charles Darwin, es Jemmy Button, quien fuera secuestrado y llevado a Inglaterra con tres personas más de distintas etnias de la región, donde fueron examinados, luego exhibidos, más tarde convertidos en sirvientes que hablaban el inglés, antes de que Darwin, el teórico de la evolución de las especies, los devolviera a los mares del sur. Este es otro capítulo del salvajismo colonial, que también fue ubicado en los alrededores de Tierra del Fuego. Esto ocurrió medio siglo antes de las narraciones que componen a Mi sangre yagán.
-¿Cómo fue que el colonialismo hizo que se llevara de miles a cien yaganes en treinta años?
-Las crónicas coloniales lo atribuyen a las enfermedades, pero eso es un 0 por ciento de lo que sucedió en el exterminio. Hubo cercenamiento de cabezas, de orejas y unos terratenientes cuyos descendientes tienen todavía latifundios y que nos cazaban para poder criar en nuestros territorios sus ovejas. En nuestro territorio esos cazadores son todos ingleses, irlandeses, escoceses, no hay alemanes ni de otra nacionalidad. El cazador más cruel era un escocés llamado McLeland.
«Mi sangre yagán, ahua saapa yagán» (La Flor Azul), de Víctor Vargas Filgueira
-También hubo alguno con buenas intenciones, según el libro, como el antropólogo alemán Martín Guisinde.
-Como hoy, que hay gente buena y gente mala, como en la historia de la humanidad. Un Alvear de ese tiempo decía “al indio ya lo tuvimos, tenemos para nosotros a la mujer, a los niños, los hacemos nuestros sirvientes”. Una historia horrorosa que pasó. Tierra del Fuego no tiene un territorio extenso, cada pueblo no superaba los seis mil habitantes, y eso facilitó el trabajo de exterminio. Y luego de la matanza, fueron tomados como mano de obra gratuita en las estancias de los gringos.
-¿Hoy existen miembros de la etnia yagán que conserven sus costumbres?
-Esa pregunta proviene de un estudio colonizado también. Vos querés que mi comunidad o yo estemos desnudos trabajando en una canoa de corteza. Yo tengo un celular en el bolsillo porque no podría servir cazar en una canoa o recolectar como hacía mi gente. Eso nos dejó el pensamiento hegemónico que dice que si sos indio tenés que tener una característica, por ejemplo, una vincha, pelo largo. No hay yagán que pueda emular a mi abuelo y si un documental va a la Amazonia, seguro tiene puestas unas zapatillas Nike. Yo soy primer consejero de la etnia yagán, pero lo único que se puede señalar es que soy de una contextura pequeña, porque mi pueblo cazaba en canoa de corteza y los yagán tienen alrededor de 1,50 de estatura en promedio, mientras los ethan tienen 1,80 porque caminaban la tierra; todos se iban formando por la forma que les tocó vivir. Hay algún vínculo que nos permite reunirnos con nuestros ancestros, y después una posibilidad más marcada de comer peces de mar, porque venimos de ella.
Tres protagonistas de la historia yagán
-El libro muestra una serie de ceremonias, también con fotografías, en las que se pintan la cara o el cuerpo, ¿a qué responde esto?
-Es como Papá Noel y la Navidad. El hombre necesita celebrar. Y cuando nuestro pueblo necesitaba una ceremonia de creencia, espiritual, la quina del yagán era una ceremonia para recrear el bien y el mal. El hombre siempre necesitó recrear el bien y el mal y los yagán usaban esto sobre todo con nuestros jóvenes. La pintura negra iba a ser de maldad y la roja de bondad.
-Las mujeres parecían pintarse la cara.
-Las mujeres se hacían líneas en la cara, en la que el rojo era alusivo al buen espíritu y el blanco era ceremonial.
-Usted dice que su abuelo era el hechicero y los yaganes en el libro dicen varias veces que no deben dejar que se sepa su conocimiento. ¿Cómo funcionaba esto?
-El que vino siempre se creía superior y tanto que entonces los nuestros decían “no te voy a mostrar lo que sabemos”. Era una lógica de la protección.
Las fotos que esta nota muestra dan cuenta de una sociedad con sus ritos, personas, celebraciones y juegos. Los yagán.